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El Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), en el que se integran todas las instituciones estatales y autonómicas con competencias en la materia, es un instrumento muy eficaz para analizar la respuesta de la Administración de Justicia ante este fenómeno criminal. Al tiempo, la existencia de un Grupo de Expertos en su seno permite realizar nuevas propuestas para mejorar las leyes y el funcionamiento de los órganos judiciales.

Por Fátima Fernández Baena
La Giganta digital

La presidenta de esta institución, Ángeles Carmona, visita La Giganta para responder con suma responsabilidad y sensibilidad a todas nuestras preguntas, partiendo de la premisa que uno de los principales objetivos del Observatorio es hacer realidad los valores constitucionales de protección de la dignidad humana y conseguir que la igualdad entre hombres y mujeres sea una realidad incontestable.

– Dados los datos de asesinatos del año pasado y del presente, ¿qué se está haciendo mal desde las instituciones?

– Tal vez no sea solo un problema de las instituciones. Es un fracaso global de toda la sociedad. Sin duda necesitamos más educación en valores, como la igualdad, la libertad y el respeto, que llegue a todos los estamentos sociales y a todos los segmentos de población. Desterrar los atavismos machistas de la sociedad requiere tiempo e implicación. Necesitamos extremar, es evidente, las señales de alerta para prevenir casos de violencia machista. Puedo asegurarle que las instituciones del Estado trabajan y colaboran intensamente para acabar con esta lacra.

Este mismo mensaje puede aplicarse también a la sociedad en su conjunto. No podemos permitir el más mínimo atisbo de violencia de género, pues puede acabar siendo el germen de un acto más grave, incluso de un crimen machista,

– ¿Y que se está haciendo desde el Observatorio para paliar esta situación?

– Dentro de las competencias del Observatorio, el mensaje que lanzamos tiene una doble dirección: de una parte, seguir concienciando a los poderes del Estado en las reformas imprescindibles para mejorar la respuesta institucional y, de otra, insistir en la necesidad de denunciar cualquier manifestación de agresión sexista y de amparar a la víctima en todo momento, tanto desde las instituciones como desde el entorno más cercano.

Caso ‘La manada’
La violencia contra la mujer (no necesariamente física) es algo que abarca casi todos los ámbitos de la vida. Recientemente tenemos la sentencia a ‘La Manada’ que, si bien desde la ignorancia jurídica podemos hacer comentarios equivocados, desde un punto de vista ético ha sido una bofetada del sistema patriarcal al sentir popular. Cuanto le preguntamos a Ángeles Carrasco por este tema, deja claro que, como miembro del Consejo General del Poder Judicial, no puede pronunciarme sobre un asunto concreto. Corresponde al CGPJ, precisamente, velar por la independencia de jueces y magistrados. Pero sí le gustaría señalar, aclara, “que estamos ante un asunto, mediático qué duda cabe, pero que no ha escrito aún su final. La decisión de la Audiencia de Pamplona está pendiente de revisión ante el Tribunal Superior de Justicia de Navarra y, presumiblemente, del Tribunal Supremo”. A este respecto, añade, “hay una sentencia que, mayoritariamente, ha considerado los hechos como constitutivos de un delito continuado de abusos y no de un delito de agresión sexual. Evidentemente, no son argumentos míos. Son las razones, que todo el mundo puede consultar porque la sentencia es pública, del tribunal, razones, insisto, sometidas ahora a revisión”.

– Entiendo que, quizás, influenciados por la nefasta estadistica y otros factores de peso, el CGPJ va a computar como casos de violencia de género las agresiones y acoso hacia las mujeres por el hecho de serlo. ¿Qué opina al respecto? ¿Y en qué va a cambiar o repercutir este giro en nosotras?

– No se trata de una decisión ‘voluntarista’ del Consejo. Es sencillamente la traslación a nuestro ordenamiento y a nuestro trabajo del Convenio de Estambul y que, además, forma parte del acuerdo alcanzado por los grupos parlamentarios en lo que fue el Pacto de Estado contra la violencia de género.

Desde una visión judicial, conviene señalar que aunque no existe aún una modificación legal determinante que defina las agresiones sexuales a las mujeres, por el hecho de serlo, como violencia de género, es lo cierto que nuestros tribunales de justicia pueden aplicar, y de hecho lo hacen, la agravante de género en sus resoluciones.

– El pasado 8M fue un día histórico, germen, dicen muchos analistas, de futuros cambios hacia la igualdad. ¿Considera que desde el ámbito judicial esos cambios son más lentos?

– El 8M fue histórico para toda la sociedad, también para el mundo de la Justicia. No creo que pueda hablarse de instituciones o estamentos sociales donde los cambios sean más lentos. Sucede que el mundo de la Justicia necesita también de la colaboración de otros poderes del Estado para poder desarrollarse en plenitud: reformas legales que aplicar, medios materiales y personales…

– ¿Tenemos un poder judicial, legislativo y político ‘machista’ como se sostiene desde algunos sectores feministas?

– Tenemos aún una sociedad con muchos tintes machistas, y eso se traslada también a instituciones, organizaciones, empresas, medios de comunicación, personas…

– ¿Pueden pecar todos los poderes de estar ajenos, en muchas ocasiones, de lo que la sociedad demanda?

– Sin duda puede suceder e históricamente ha sucedido. Es responsabilidad de quienes ejercemos cargos institucionales velar porque eso no se repita. Aunque sea mi experiencia personal y profesional, puedo asegurarle que trabajar en un juzgado de violencia sobre la mujer o al frente del Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género proporciona una visión, si me permite la expresión, muy real y cruda de la sociedad en la que vivimos.

“La violencia de género es la expresión de la máxima degradación de la desigualdad”

– Las denuncias han disminuido en nuestra región en el primer trimestre con respecto al año pasado. ¿Qué se deriva de ese dato? Porque los asesinatos, como poco, no se reducen…

– Las lecturas de los datos estadísticos siempre nos presentan distintas caras de una misma moneda. En primer lugar, conviene relativizar los datos y situarlos en un contexto temporal más amplio, es decir, esperar a ver cómo se comportan en trimestres sucesivos. En segundo lugar, es cierto que hemos asociado siempre el incremento de denuncias como un avance en el proceso de visibilidad de la violencia de género y eso siempre es positivo. No obstante, no es posible hacer un análisis profundo sin tener en cuenta otros factores sociales, económicos, ambientales, que pueden variar de un año a otro, de un trimestre a otro.

Lo más importante es que sigamos avanzando en el proceso de concienciación de la denuncia como elemento objetivo imprescindible para poner en marcha la respuesta del Estado frente al terrorismo de género.

– Desde la Junta de Andalucía se pretende modificar la Ley 13/2007, de 26 de noviembre, de medidas de prevención y protección integral contra la violencia de género, donde se incluiría un capítulo de medidas de prevención específica dirigidas a hombres y potenciales agresores. ¿Es la prevención la solución?

– Todo es importante. La prevención, basada en la potenciación educacional en valores y en la adopción de medidas eficaces de protección de mujeres y/o menores, es imprescindible, pero también lo es la respuesta judicial frente al maltratador (por cierto, cada vez hay más condenas en el ámbito de la violencia de género), la puesta a disposición de las víctimas de todos los recursos institucionales (locales, autonómicos, estatales) para garantizarles un futuro digno, alejado de los malos tratos, la intensificación de la coordinación entre instituciones… Todo suma y nada resta en la lucha contra la violencia machista.

“Insisto en el fracaso social que supone toda manifestación de violencia machista y en el desgarro interno que nos produce, pero seguiremos trabajando para mejorar el estado de cosas”

– Puede que las mujeres no terminen de sentirse seguras. Algunos argumentos que he leído y oído denuncian que se termina mermando la calidad de vida de la víctima que no tiene libertad de movimiento, mientras que el agresor sí. Es cuando este se salta la orden de protección, por ejemplo, (que han aumentado) y hay consecuencias, se penaliza al agresor. ¿No falla el sistema?

– La violencia de género es la expresión de la máxima degradación de la desigualdad. Y es cierto que se pueden producir situaciones injustas, como las que menciona, pero le puedo asegurar que los Cuerpos y las Fuerzas de Seguridad del Estado trabajan de manera ejemplar en la protección de las víctimas de violencia de género. Sucede, como todo el mundo puede imaginar, que es imposible asegurar la protección total. No tendríamos suficientes agentes de seguridad para dedicarse a la protección personalizada de las víctimas de violencia de género.

Insisto en el fracaso social que supone toda manifestación de violencia machista y en el desgarro interno que nos produce, pero seguiremos trabajando para mejorar el estado de cosas, se lo aseguro.

Ley Integral contra la Violencia de Género

Esta ley española es un referente a nivel mundial. El grado de consenso que alcanzó en su gestación y aprobación se ha dado igualmente ahora con la aprobación del Pacto de Estado contra la Violencia de Género que, desde el convencimiento de la necesidad de actualizar la Ley Integral para mejorarla, siempre con el horizonte puesto en las víctimas, debe de significar, por un lado, reconocimiento expreso a los beneficios que ha supuesto la Ley Integral en estos 14 años y, por otro, que el Estado, sus instituciones y los colectivos sociales son cada vez más conscientes de la necesidad de reformar la protección y amparo a las víctimas de violencia machista.

– He escuchado en numerosas ocasiones que los hombres maltratados  (que los hay) no están protegidos. Alegan , además, que las denuncias falsas son también un punto en contra de sobreprotección a la mujer en este ámbito. ¿Qué argumentos podemos ofrecer a los que opinan así? ¿Qué estadísticas existen?

– En efecto, existe el fenómeno de la violencia doméstica, ámbito en el que se incluyen los supuestos de hombres maltratados. Pero son infinitamente menos numerosos que los casos de violencia sobre la mujer. Sin embargo, los órganos judiciales cumplen su labor diariamente en todas las cuestiones que se les plantean, con lo que no creo que pueda afirmarse que esos hombres maltratados se sienten más desprotegidos.

En cuanto al tema de las denuncias falsas le diré que su existencia es prácticamente inapreciable, y no es una impresión mía, sino que es un dato basado en el escasísimo número de casos en que los juzgados han constatado su existencia.

– Le he preguntado sobre la responsabilidad del poder judicial en cuanto a determinadas sentencias o percepciones. ¿Cuál es el horizonte que percibe? ¿Tendremos una justicia más igualitaria? ¿Hay algún tipo de proyecto de ley o normativa prevista a tal efecto?

– Tendremos, estoy segura, una sociedad más justa e igualitaria. Hoy puedo decir que los órganos judiciales españoles están en condiciones de ofrecer una respuesta eficaz frente a la violencia de género. En este sentido, la existencia de juzgados especializados y de secciones especializadas en las Audiencias en materia de violencia contra la mujer han supuesto un importante paso delante de cara a la protección de las víctimas y, por supuesto, a la persecución y castigo de los maltratadores.

Por otra parte, la existencia de equipos psicosociales, de unidades forenses de valoración en estos juzgados contribuye a generar un clima de amparo y ayuda a las víctimas de violencia de género, mujeres, hijos e hijas, tan importante como la labor estrictamente judicial.

“La existencia de las denuncias falsas es prácticamente inapreciable, y no es una impresión mía, sino que es un dato basado en el escasísimo número de casos en que los juzgados han constatado su existencia”

– Sí estuviera en su mano, ¿qué medidas ejercería para eliminar la violencia de género?

– Ya se han mencionado, pero resumo: insistir en la educación en valores, fomentar la cultura de la igualdad y el respeto, implicar a toda la sociedad, comenzando por el entorno más cercano a las víctimas, potenciar los medios personales y materiales para prevenir y proteger, adecuar la legislación a la realidad, intensificar el trabajo para asegurar el futuro de las víctimas…

– ¿Y la sociedad? También tiene que asumir su responsabilidad. ¿Qué podemos hacer tanto mujeres como hombres?

– Creernos de verdad que es posible la igualdad y un mundo de afectos basado en el respeto y la libertad. Estar alerta ante cualquier signo de maltrato, físico o moral, y denunciar. Insistir en las campañas de concienciación y en que este es un problema de todos: mujeres y hombres. Finalmente, arropar a las víctimas y ayudarlas a superar su situación. Porque al terror y a sus secuelas también se les derrota desde la valentía, el cariño y la solidaridad.

Ángeles Carmona: “Todo suma y nada resta en la lucha contra la violencia machista”
Belén Vargas. Entrevista de contra a Ángeles Carmona, presidenta del Observatorio de Violencia de Genero del CGPJ.
Ángeles Carmona, presidenta del  Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). / FOTOS: Belén Vargas.

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