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El Consejo Superior de la UNCuyo resolvió distinguir con el título de Doctora Honoris Causa a Silvia Federici. La Nave Universitaria se colmó de pañuelos verdes y aplausos para Federici que desarrolló la Charla Magistral “Aportes del feminismo a las Ciencias Sociales y las perspectivas del cambio social”.
Por Virginia Pescarmona
Con premios y certificados, se reconoció la trayectoria de Silvia Federici desde la Universidad Nacional de Cuyo. Se destacó su origen, sus estudios en Filosofía y doctorados, pero también su intensa militancia feminista desde los ‘70, así como sus publicaciones exitosas. Como remarcó la Decana de Ciencias Políticas, Claudia García, la primer Doctora feminista de la casa de estudios.
Federici no se ahorró sus críticas a la izquierda y al marxismo, las que repite en cada charla o conferencia y teoriza en sus publicaciones, a la vez que expresó en forma sencilla su postura hacia el “trabajo reproductivo” que las mujeres desarrollan en los hogares.
Ante lo que llama “nueva ola de feminismo” Federici destacó en varias oportunidades, la importancia de sacar conclusiones de las anteriores olas y que no hay cambio de la vida de las mujeres, sin un cambio real en las condiciones materiales. Propuso además centrarse en los aportes a la construcción del conocimiento que ha hecho el feminismo, en particular a las Ciencias Sociales.
Sobre la generación del`70 Silvia Federici planteó que «las jóvenes, estudiantes, muchas de las primeras mujeres de sus familias que entraban a la universidad, incluso muchas de extracción obrera, en la universidad nos dimos cuenta de la dominación masculina, completamente patriarcal». Describió cómo se cuestionó la necesidad de incorporar a las mujeres como sujeto del conocimiento y que a partir de esto las mujeres consiguieron un espacio en el mundo académico, que mantenía un continuo intercambio con la calle y con el movimiento feminista.

«El feminismo de “mi generación” ha cambiado las ideas y ha generado conocimiento… ha sido una explosión en diferentes niveles y también en la producción de conocimiento»

La escritora italiana también contó como, a partir de miles de cursos, se dio cuenta que la Historia, la Sociología, etc, tenía una visión muy patriarcal. Entonces, surgió el planteo de que no se trataba sólo de la crítica sistemática, sino que había que iniciar un proceso de reconstrucción, «una verdadera revolución epistemológica, sobre la revisión de todas las disciplinas, en sus metodologías, en el sujeto, contra las ideas principales de la historia: contra esa idea de sujeto “universal”, “asexuado”, abstracto».
Y la crítica llegó a todas las disciplinas. «En la Antropología hubo que criticar mucho. La idea del hombre creador de las herramientas. Reviendo, desde la experiencia, veíamos que lo más probable era que la mujer tuviera un papel prodominante. Lo más probable que haya sido la mujer la que descubriera el fuego, por su rol en la reproducción (…) La Filosofía también fue criticada, su concepto de la razón, Platón, Hegel, reveer el concepto de la racionalidad que fue construido siempre excluyendo las experiencias de las mujeres. El parir, la sexualidad, las relaciones familiares, el trabajo reproductivo, todo ese universo de actividades se incluye en el pensamiento. La categoría y la relación entre materia y espíritu, reproduce la división de jerarquías sexuales (…) La disciplina “más universal”, que pone la norma a todas las disciplinas, que enseña cómo pensar, etc, sus categorías fundamentales reproducen desigualdades típicas de las jerarquías de género (…) En Psicología una crítica a toda la elaboración de Freud».

Capitalismo y patriarcado

Toda esta crítica constituyó una parte de la exposición de Federici, que luego desarrolló su visión de la sociedad capitalista. «En esta sociedad capitalista hay divisiones muy profundas y los mismos acontecimientos no son vividos de la misma forma desde los distintos sujetos», remarcó.
El aporte del feminismo a la Ciencia Social ha sido el rechazo a la división de lo privado y lo público. Lo privado para las mujeres es un lugar de producción de fuerza de trabajo. «Lo político no es solamente el estado y los partidos. Es lo que estructura la vida. El Estado interviene en la vida privada, como por ejemplo prohibiendo la interrupción voluntaria del embarazo. El Estado está en la cama, en la cocina, no está fuera en el Palacio del Congreso. Estructura la vida privada con prohibiciones, configura cómo se hace el trabajo», expresó Federici.
Planteó también que el feminismo cuestionó el concepto de trabajo de la tradición marxista, que sentenció que solo se refiere al trabajo como trabajo asalariado. Incorporó su visión del trabajo doméstico como trabajo de reproducción, fundamento de la organización de la sociedad capitalista.
Sobre el salario Federici insistió que es una categoría para repensar. «El salario no es solo una cantidad de dinero, es una medida política para organizar la sociedad, para crear jerarquías entre los explotados y dividir entre los asalariados y los que no lo son, como la mayoría de las mujeres. A través del salario se controla la familia. El hombre pasa a ser el representante del estado en la familia. Son los que hacen que se cumpla con el trabajo del hogar», afirmó.

Feminismo adaptado

Más allá de reivindicar las conquistas para las mujeres, el desafío que quedó planteado es que aún hay mucho por cambiar: «sobre las luchas que se han dado también hay que marcar los límites. A la nueva generación de feministas no les puedo decir lo que hacer, pero si lo que hemos aprendido», se refirió Federici.

«Para cambiar verdaderamente el mundo, hay que cambiar la condición de la mujer en el mundo. Es fundamental no separar el cambio de cultura del cambio de las condiciones materiales de vida. Si no cambiamos cómo se organiza el trabajo, la explotación, si no juntamos el feminismo a una visión anticapitalista, no vamos a cambiar las cosas»

Sobre el capitalismo planteó que ha dominado todo el mundo, que ha explotado millones y millones de personas, que ha colonizado, conquistados con guerras permanentes, que se profundiza el empobrecimiento del mundo, y que los capitalistas hoy pretenden empobrecernos aún más, con programas de austeridad y creando un mundo cada vez más horrendo, con miles, millones que dejan su vida, que los africanos van a morir al Mediterráneo, lo hondureños se enfrentan a mucha violencia para dejar su país. «La imagen de los trabajadores, las trabajadoras son los inmigrantes, los refugiados, un sistema que no deja vivir», sintetizó.
Por lo tanto expresó «hay que juntar la lucha por la cultura, por el cambio de identidades, con la lucha por reapropiarnos de la riqueza que han robado por siglos, va a ser muy difícil conseguir un tipo de vida que entendemos cómo indispensable».
«En los`70 las Naciones Unidas han intervenido fuertemente en la política feminista, presentándose como los que garantizarían la emancipación de las mujeres. Muchas feministas han dejado el terreno de la reproducción social por la academia, o por conseguir trabajos más “creativos”, mejor remunerados. El movimiento feminista ha dejado de ser una fuerza social de cambio real. Muchas feministas han sido seducidas por estas visiones», afirmó Federici.
Y a partir de la globalización el dato es que las mujeres han sido integradas a la economía global, pero no han logrado emancipación, que trabajan pero no cuentan con su tiempo y espacio. «En los`80 con la gran ola de reestructuración de la economía global, el neoliberalismo y reestructuración salvaje del empleo, la desinversión en la reproducción social, con recortes en educación, salud, cuidado, privatizaciones. Cambia toda la relación de las feministas con el conocimiento, con la universidad, se separan de la lucha más general. El feminismo se ha institucionalizado».
Luego se preguntó retóricamente, «¿qué pasó con las que pensaban que cambiar el mundo estaba en nuestras manos? La ofensiva de la globalización fue muy fuerte. El movimiento ha tenido errores estratégicos. No ha podido hablar en nombre de los intereses de la mayoría de las mujeres. Se ha fragmentado, abandonando el terreno de la reproducción».

Una nueva ola

Silvia Federici habló sobre el paro internacional de mujeres y contó que su sueño «es que el movimiento no repita los errores del pasado». Contó que le alegró saber que en el Encuentro de Mujeres, por ejemplo, se haya definido que sea plurinacional o sobre su experiencia en Buenos Aires, donde vio mujeres de varias generaciones o lugares diferentes peleando juntas.
La charla fue otro episodio de un renovado diálogo entre la academia, el marxismo y el feminismo que entró a la Universidad de la mano del movimiento de mujeres, que a nivel internacional da que hablar y actualiza y renueva debates. El patriarcado y el capitalismo y cómo terminar con ellos es la pregunta que sigue a esta charla magistral. Con críticas a la izquierda y contrapuntos con el marxismo, sin embargo, Silvia Federici deja en claro que “para cambiar verdaderamente el mundo hay que cambiar las condiciones materiales de vida. Hace falta un feminismo anticapitalista”.
 

Fuente: GiraMundo TV
La Izquierda Diario