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Libros infantiles rescatan el legado de grandes mujeres matemáticas de la historia

La ucraniana Olga Oleinik, la iraní Maryam Mirzakhani y la alemana Emmy Noether protagonizan las primeras entregas de un proyecto que busca acercar las matemáticas a niños y niñas de entre 6 y 10 años. Diseñados por la ilustradora Paloma Valdivia y creados por investigadores del Núcleo Milenio Modelos Estocásticos de Sistemas Complejos y Desordenados, los relatos repasan la biografía de tres mujeres revolucionarias de este campo científico.

La primera serie de cuentos infantiles sobre matemáticas en Chile, ilustrados por la artista Paloma Valdivia, fue lanzada por el Núcleo Milenio Modelos Estocásticos de Sistemas Complejos y Desordenados, de las universidades Católica y de Chile.

La serie, que se puede bajar desde Internet, está centrada en el papel en la historia de tres mujeres que revolucionaron este campo en los últimos cien años: la ucraniana Olga Oleinik, la iraní Maryam Mirzakhani y la alemana Emmy Noether.

“Todo el mundo conoce a Einstein, todo el mundo sabe lo que es el Big Bang. Son cosas que se han vendido muy bien o son muy atractivas para un público amplio. Pero en el caso de las matemáticas, hay un desconocimiento gigante», explica Gregorio Moreno, investigador adjunto del Núcleo y líder científico del proyecto, que fue apoyado por el programa de Proyección al Medio Externo de la Iniciativa Científica Milenio.

«Mostrar a estas referentes y la evolución de esta ciencia, que se ocupa de cosas interesantes y que tiene repercusiones, ha sido también un objetivo, además del de plantearlo desde una perspectiva de género”, agrega.

Serie de libros infantiles rescata el legado de grandes mujeres matemáticas de la historia
Libros infantiles rescatan el legado de grandes mujeres matemáticas de la historia

Puesta en valor

Los primeros tres libros de la colección (en el Núcleo ya preparan la cuarta entrega, para el primer semestre de 2020, con la rusa Sonia Kovalévskaya) fueron escritos por Matías Celedón y Mónica Bombal.

Alejandro Ramírez, director del centro, reflexiona señalando que la colección ha respondido a grandes objetivos: desde poner en valor el rol de la ciencia en la sociedad hasta incentivar las matemáticas en las nuevas generaciones.

“Las matemáticas no son bien comprendidas y eso es un fenómeno universal. Hay mucha gente que no sabe que existe investigación en este campo y que cree que ya no hay nada que se pueda descubrir. Se ignora que es clave para muchos de los inventos que hoy dan forma al mundo», subraya.

«Quisimos contribuir con un pequeño grano de arena para hacer un cambio profundo en la sociedad en su relación con las matemáticas, y para eso nos enfocamos en los niños. Esperamos que el proyecto continúe más allá del Núcleo y creemos que, por su calidad, quedará para siempre. Quizás en 10 o 20 años veamos sus impactos”, enfatiza.

Alto interés

El proyecto ha despertado interés en Chile y en el extranjero por la calidad de sus ilustraciones y por rescatar la influencia de tres científicas mujeres, nacidas entre los años 1882 y 1978.

La más joven de ellas, la iraní Mirzakhani (académica de la Universidad de Stanford), falleció en 2014 como consecuencia de un cáncer de mamas, no sin dejar un gran legado en las matemáticas: fue la primera mujer en recibir la Medalla Fields por sus contribuciones a la teoría de las superficies de Riemann.

Nicole Ehrenfeld, directora ejecutiva de Milenio, valora la contribución que este proyecto hace en incentivar la ciencia entre las mujeres, agradeciendo el esfuerzo del grupo de investigadores para crear una colección que será “un aporte al encantamiento” de la ciencia entre las nuevas generaciones.

“Las matemáticas pueden ser una de las ciencias más odiadas a nivel general”, reconoce Moreno, mientras para Ramírez “tiende a existir una falta de comprensión o miedo, incluso en algunos ámbitos puede que muchas personas consideren que es bueno decir ‘no soy bueno para las matemáticas”.

Ellas vencieron a la Guerra Fría

La historia de la científica ucraniana Olga Oleinik supone un ícono de la investigación matemática en uno de los momentos más complejos del siglo XX: la Guerra Fría. Desde la Unión Soviética, Oleinik impulsó redes de colaboración con científicos occidentales y escribió más de 350 libros de gran influencia en su ámbito de investigación. Su legado va mucho más allá de la ciencia, comenta Moreno.

“Muchas ciencias tienen a sus propios héroes, y la labor de mujeres como Olga ha dejado ese mismo legado en las matemáticas”, asegura el investigador del Núcleo Milenio Estocásticos. Nacida en 1925 en Kiev, la matemática soviética fue líder en el campo de la teoría de las ecuaciones diferenciales, utilizadas principalmente en la física para describir la forma o el movimiento del mundo que los rodea.

“Se piensa en general que tener mayores referentes femeninos en áreas puede ayudar a que las mujeres se atrevan a participar en esa área. Son cosas que se observan cuando hay una investigadora notable en un área, eso tiende a congregar más mujeres en esa área. Pese a eso, el propósito inicial fue dar a conocer las matemáticas no solo desde una perspectiva de género”, agrega el líder científico del proyecto.

Y agrega: “En matemáticas hay una falta de conocimiento no solo desde los referentes femeninos, sino de los referentes en general. Elegir a mujeres nos permitía abordar las dos temáticas: dar a conocer la matemática y presentar referentes femeninos. En ese sentido era más amplio el enfoque. Las tres primeras que hemos ilustrado destacan con creces. Y sabíamos que con esa elección, el trabajo de Paloma sería excelente”.

La madre del álgebra moderna

La colección fue pensada para niños de entre 6 y 10 años, pero desde el Núcleo comentan que por la calidad de las ilustraciones y la transversalidad de las historias, el público ha sido mucho más amplio. El cuento dedicado a la alemana Emmy Noether fue el primero que vio la luz. Su contribución a la matemática y la física la ha posicionado como una de las científicas más reconocidas de todos los tiempos.

En plena Primera Guerra Mundial, Noether trabajó enseñando bajo el nombre de uno de sus colegas hombres, desentrañando una aparente paradoja en la teoría de la relatividad de Einstein. En un mundo dominado por hombres y donde en muchas universidades las mujeres ni siquiera eran aceptadas, la científica alemana obtuvo su doctorado y trabajó sin sueldo ni nombramiento oficial.

En esos años demostró un teorema que hasta hoy se conoce como el Teorema de Noether y es de fundamental importancia para la física. Su aporte esencial fue al álgebra abstracta, rama cuyo desarrollo fue una de las grandes innovaciones en las matemáticas del siglo XX. Con la llegada de Hitler al poder, debió huir de Alemania para refugiarse en Estados Unidos, donde desarrollaría gran parte de su carrera.

Desde Norteamérica, Emmy Noether hizo contribuciones fundamentales en el campo de las matemáticas y publicó más de 40 artículos a lo largo de su vida. Hasta hoy, varios objetos matemáticos llevan el apellido de «noetheriano» en honor a su creadora. Para algunos, es la madre del álgebra moderna.

Mujeres que hicieron historia

De acuerdo a cifras del Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género, solo una de cada cuatro matrículas en las áreas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas corresponde al género femenino.

“Esta falta de interés por las áreas científicas es un problema a nivel internacional y que en particular en el área de las matemáticas se hace crítico. Este Núcleo ha debido realizar un trabajo activo para reclutar mujeres dentro de su grupo, porque están convencidos de que equipos mixtos permiten llegar más lejos”, comenta Ehrenfeld, quien destaca la labor de los investigadores por atraer a más mujeres a las matemáticas.

La directora ejecutiva de la Iniciativa Científica Milenio valora la calidad de la gráfica y los relatos que rescatan “la historia de tres grandes mujeres matemáticas de los últimos tiempos. Ellas, que vivieron tiempos difíciles, lograron brillar en esta disciplina que parece tan árida, incluso por sobre sus pares masculinos”.

El programa PME es uno de los principales instrumentos a través de los cuales los centros trasladan las investigaciones a encuentros de carácter abierto. Este programa público, que conmemora sus 20 años durante 2019, ha llevado a cabo más de 1.800 actividades de comunicación científica a la ciudadanía en los últimos cinco años.

La divulgación es una de las áreas prioritarias que institutos y núcleos deben cumplir como parte de su proceso de evaluación, subrayó su directora ejecutiva, en simultaneidad con aspectos como la colaboración o la excelencia de sus investigaciones. “El programa de Proyección a Medio Externo tiene un rol central en la actividad de los centros apoyados por la Iniciativa Científica Milenio”, puntualizó Ehrenfeld.

 

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