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Tapa Revolucionarias

Hacer visible la participación de las mujeres a lo largo de la historia de la humanidad ha sido una de las tareas emprendidas por las feministas en su lucha en defensa de los derechos de las mujeres. En nuestro país los reclamos de verdad, memoria y justicia tardaron en incorporar específicamente la perspectiva de género. Incluso es muy reciente la definición de la violencia sexual como un delito de lesa humanidad y un tipo de tortura que se aplicaba con especial saña contra las detenidas. En este sentido los recientes libros Las revolucionarias de Alejandra Oberti y Bravas de María Seoane, contribuyen al relato de la participación femenina en los años sesenta y setenta.

En Las revolucionarias. Militancia, vida cotidiana y afectividad en los setenta (Edhasa, 2015) Alejandra Oberti, Socióloga y Doctora en Ciencias Sociales, intenta repensar la militancia en las organizaciones político-militares de Argentina, en particular en Montoneros y el PRT-ERP, analizando la participación de las mujeres y la construcción de la subjetividad revolucionaria. El corpus en esta publicación, que comenzó siendo una tesis doctoral, está constituido por documentos internos y prensa de las organizaciones seleccionadas pero también por los testimonios de militantes (mujeres en su mayoría, aunque también se cita a dos varones), muchos de los cuales pertenecen al Archivo Oral Memoria Abierta.

La autora comienza analizando la manera en que las organizaciones convocaban a los sujetos para la revolución y cómo incorporaron a las mujeres a sus filas. «La convocatoria a las mujeres osciló entre plantear una universalidad que las reconocía en igualdad con los varones y una particularidad que las condicionaba y las hacía mirarse en imágenes predeterminadas», señala. En esta construcción de la subjetividad revolucionaria comienzan a notarse algunas contradicciones entre el discurso de libertad y las prácticas cotidianas dentro de las organizaciones.

Alicia Eguren y Piri Lugones son las protagonistas de Bravas (Sudamericana, 2014), en donde la periodistas María Seoane cuenta la historia de estas escritoras, periodistas, editoras, traductoras y conspiradoras mientras reconstruye los años más complejos de nuestro país en los que gobiernos de facto se instalaron con una violencia creciente, hasta llegar a la que sería la última y más sangrienta de las dictaduras militares.
Nacidas en 1925, la primera era hija de irigoyenitas y antimitristas y la segunda provenía de una familia nacionalista católica, a lo que se suma la marca de ser nieta del poeta Leopoldo Lugones e hija de Polo. La historia política nacional se va entrecruzando con las trayectorias paralelas de ambas mujeres (secuestradas en 1977) aunque se internaron de maneras diferentes a la práctica política. Alicia se acercó al peronismo desde la resistencia y tanto su vida como su militancia se vieron marcadas por su relación con John William Cooke, el gran amor de su vida. Ambos participaron de la revolución Cubana donde ella fue instructora de revolucionarios/as y una de las personas de confianza el Che Guevara.
Piri pasó de ocupar la vereda antiperonista durante sus años de estudiante universitaria a sumarse ya de adulta, madre de tres hijos, a las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP) y a Montoneros. Junto a su amigo Rodolfo Walsh y otros militantes se dedicó a tareas de inteligencia, interviniendo las radios para poder escuchar partes policiales y militares.
Con el desarrollo de los acontecimientos, ambas mujeres se afirmaron en su ideología aunque comenzaron a tener una postura crítica respecto de las organizaciones y de sus líderes. Hay una convicción y un compromiso idéntico también en ellas que se mantuvieron resueltas a no traicionar su militancia. Cercadas por las fuerzas represivas, en medio de la incertidumbre y el dolor de perder a personas queridas diariamente, las dos se negaron al exilio.

Las protagonistas de Bravas formaron parte de ese colectivo de revolucionarias sobre la que centra su mirada Oberti. Ambos libros constituyen una prueba innegable de que la militancia transformó a las mujeres tanto como ellas modificaron las estructuras políticas y militares en las que se insertaron.

tapa bravas

Las revolucionarias.
Alejandra Oberti
Edhasa
2015
280 páginas

Bravas
María Seoane
Sudamericana
2014
400 páginas

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