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«Desde Grow – Género y Trabajo durante el 2022 elegimos poner en un primer plano todas las situaciones de violencia simbólica que las personas –especialmente las mujeres y personas de otras identidades de género– viven en distintas etapas y ámbitos de sus vidas. Este tipo de violencia opera de manera “invisible”, bajo la forma de estereotipos, expectativas y roles que sostienen la desigualdad por razones de género. Los mensajes que recibimos a lo largo de nuestras vidas condicionan profesiones, exigen determinados cuerpos, marcan qué pueden y deben hacer las personas.
En este sentido, llevamos adelante una encuesta online para conocer cuál ha sido la experiencia de las personas respecto a este tipo de violencia en ámbitos educativos y en procesos de selección. En particular, buscamos conocer qué situaciones vivieron en las distintas instancias de formación (por ejemplo, escolar, universitaria, terciaria, en oficios) así como también en las búsquedas laborales (envío de cv, entrevistas laborales, entre otros). Hasta mayo, la encuesta fue respondida por 680 mujeres, 162 varones y 34 personas de otras identidades de género.
Nuestra campaña tiene como objetivo visibilizar la violencia simbólica para dejar de naturalizarla y promover una sociedad libre de violencias. Para eso desarrollamos un sitio web con información sobre este tipo de violencia en los distintos ámbitos. Compartimos los hallazgos principales de la encuesta y nuestras reflexiones sobre cada punto.
Conocimiento de términos y vivencias
El 60% de las mujeres cis y el 62% de las personas de identidades de género no cisnormativas aseguraron conocer la definición de violencia simbólica, mientras que el 47% de los varones cis respondieron lo mismo. Por otra parte, 9 de cada 10 mujeres cis respondieron haber experimentado este tipo de violencia alguna vez (90%), y en un porcentaje similar, el 86% de las personas de identidades de género no cisnormativas. Con respecto a los varones cis, aseguraron haberla vivido el 44% de los encuestados.
(…)
Violencia simbólica en ámbitos educativos
Como se mencionó anteriormente, la violencia simbólica suele aparecer invisibilizada en los discursos, influenciando las elecciones y posibilidades de las personas, y reproduciendo estereotipos y sesgos de género. La educación superior es una instancia en la que estos mensajes aparecen con especial énfasis, donde una de sus manifestaciones más frecuentes es asignar a cada género determinadas habilidades y profesiones. Esta violencia se percibe en las expectativas que familiares y conocidos/as tienen sobre las elecciones de carrera según el género de la persona. Así mismo, profesores/as y compañeros/as también trasladan sus estereotipos y sesgos de género al momento de transitar los estudios.
Estas situaciones las vemos traducidas en que el 76% de las mujeres cis y el 87% de las identidades de género no cisnormativas escucharon alguna vez una frase que pusiera en duda su estudio debido a una razón de género. Sin embargo, lo mismo le pasó tan solo al 32% de los varones. A partir de estos resultados, podemos deducir que hay una noción más generalizada de que los varones pueden elegir una mayor variedad de estudios o carreras, mientras que pareciera que para las mujeres y personas de otras identidades de género solo se habilitan algunas carreras como posibilidades, lo que limita las oportunidades de desarrollo profesional.»
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