Violencia digital de género
ESI. Derechos. Géneros. TIC
(descargar en imagen)
En Argentina, la Ley 26.150, sancionada en 2006, estableció que es un derecho recibir educación sexual, en forma integral y transversal a las diferentes áreas, desde el nivel inicial al terciario. Su enseñanza se basa en cinco ejes: el cuidado del cuerpo y la salud, la igualdad de género, la promoción de los derechos humanos, el respeto por la diversidad y la valoración de la afectividad.
Uno de los objetivos de la ESI es la prevención de toda forma de violencia, coerción y abuso sexual. ¿Cómo? Educando en los principios de equidad de género y trabajando juntos (docentes y estudiantes) en la deconstrucción social de formas de relación y mandatos culturales que reproducen desigualdades y violencias.
Las TIC se convirtieron en importantes espacios de socialización. En nuestros usos, costumbres y consumos digitales también se construyen y refuerzan identidades. Los sesgos y mandatos sexistas están presentes tanto en las diferenciales formas de acceso y uso de los dispositivos, así como en los contenidos digitales con representaciones sociales con estereotipos de género. Por esta razón, se propone incluir la reflexión sobre la cultura digital articulada con la ESI.
Desde la ESI.
El abordaje desde la ESI promueve una reflexión crítica sobre estos comportamientos y mensajes sexistas. En clave de género, de derechos y ciudadanía, podemos preguntarnos: ¿Cuáles son los roles y modelos de género a los que las y los adolescentes tienen acceso (y a los que no) en los entornos digitales? ¿Cómo estamos reproduciendo las desigualdades en estos ámbitos digitales? ¿Qué otras representaciones podemos habilitar desde la ESI que sean más plurales, diversas, respetuosas?
Cibercontrol y violencia en noviazgos
Las primeras señales que alertan sobre la violencia en un noviazgo, como los celos excesivos, el control, las amenazas o la desvalorización, muchas veces pasan inadvertidas. Es común que entre adolescentes estas formas de violencia se ejecuten con el uso de la tecnología, que permite controlar minuto a minuto las actividades de la otra persona, sus horarios, forma de vestirse, sus vínculos afectivos, hasta su geolocalización.
En este sentido, algunas adolescentes relatan el enojo de sus parejas si no les responden a todos sus mensajes de inmediato (“me clavaste el visto”) o cuando las ven conectadas por la noche (“¿con kien estás a esta hora?”).
Otras, cuentan que, antes de salir, les obligan a mandarles una foto que muestre cómo están vestidas para que les aprueben o no su elección (“sabés que no quiero que nadie más te vea así”). También es habitual que novios celosos y posesivos le exijan a su pareja conocer sus contraseñas para poder monitorear sus relaciones con otras personas. Como “prueba de amor”, demandan saber a quiénes agregan como “amigos”, con quiénes chatean, intercambian “me gusta” o comentarios, etc. El control a través de los dispositivos electrónicos puede ser una primera señal de una violencia que llegue a expandirse en otras conductas como aislamiento, amenazas, humillaciones hasta agresiones sexuales y físicas, en un espiral que crece y empeora… Seguir leyendo.