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No es novedad que los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) son una patología vinculada especialmente a los sectores adolescentes. No es nuevo tampoco que estas se presentan cada vez más a edades más jóvenes. Según precisó la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) en un informe presentado a los medios en junio de este año, una de cada 3 mujeres jóvenes padece trastornos alimenticios cifra que muestra un crecimiento como consecuencia de la falta de socialización y contacto con los grupos de pares provocada por el aislamiento. Dicho informe agrega que, si bien no hay estadísticas oficiales que puedan documentarlo, las consultas a especialistas y encuestas «auto administradas en las escuelas arrojan una prevalencia de patologías como Bulimia Nerviosa (BN) y/o Anorexia Nerviosa (AN) en casi 1 de cada 3 mujeres jóvenes de las que presentan algún grado de disconfort previo en su imagen corporal que impacta en sus conductas referidas a la alimentación».

Por María Inés Alvarado*
para Diario Digital Femenino

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Quienes venimos trabajando temáticas vinculadas a la ESI en las instituciones educativas, observamos a diario que esta cifra es tan real como dolorosa. Si bien es muy difícil tener acceso a datos exactos del número de personas que están atravesando alguna patología en relación a la alimentación, porque está naturalizada la delgadez de los cuerpos como sinónimo de belleza y salud, es un tema que urge ser abordado en las aulas, desde edades muy tempranas. Sobre todo, porque muchas no lo ven como patológico y por lo tanto no buscan tratamiento o porque no tienen información precisa sobre el tema o, peor aún, porque no lo aceptan como enfermedad. El aislamiento social por la pandemia de COVID-19 que se dispuso durante 2020 y la primera mitad de 2021, fue uno de los múltiples factores que llevaron al incremento en los trastornos alimenticios, principalmente por la falta de encuentro con sus pares y por la pérdida de la red de contención que significa la escuela en algunos casos.

Sobre cuerpos, dietas y mandatos
Sobre cuerpos, dietas y mandatos

La ESI, en el eje El cuidado del cuerpo y la salud plantea la importancia de abordar la salud desde la definición planteada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como “un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”, y desde una perspectiva de promoción de la salud y no solo de manera preventiva. Esto implica trabajar el cuidado del cuerpo de manera integral y no solo en la práctica de evitar un mal posterior. O sea, plantear que la salud debe cuidarse desde todos los aspectos que abarca y no solo cuando ocurre un episodio que la vulnera.

Sobre cuerpos, dietas y mandatos
Sobre cuerpos, dietas y mandatos

Entonces, ¿cómo debería plantearse en las aulas la temática TCA desde la ESI? Sin dudas, desde un abordaje transversal que vincule el concepto de salud y que pueda ser entendida como parte de un trabajo de promoción de derechos. Un ejemplo podría ser:

  • En Biología, o ciencias naturales, ayudarles a discernir qué papel juega la alimentación en la salud; abrir un debate acerca de la relación que existe entre los hábitos alimentarios y la salud; trabajar las definiciones alimentación, nutrición y alimentación saludable o de bulimia, anorexia, vigorexia y ortorexia; buscar información acerca de cómo se fueron gestando las epidemias actuales de obesidad y trastornos asociados a la alimentación; por ejemplo.
  • En Química, se puede realizar un análisis de información sobre el etiquetado de productos alimenticios; trabajar sobre la diferencia entre alimentos frescos y procesados; que varía entre un producto light de uno de bajas calorías, que importancia tienen las grasas en el metabolismo, los aceites; como elaborar una lista de consejos que promuevan una dieta saludable; etc.
  • En Arte se puede trabajar sobre la imagen corporal. Presentar una clasificación de siluetas de personas diversas y poner en discusión la relación que existe entre la imagen corporal y la salud; analizar publicidades de productos alimentarios que “garantizan” la felicidad y porque esa no es la realidad; comparar las diferentes corporalidades asociadas a la belleza masculina y femenina a lo largo de la historia; promover el debate acerca de los estándares de belleza hegemónicos que persigue la publicidad; entre otros.
  • En Lengua y literatura, abordar la temática desde el análisis de alguna novela, de acuerdo a las edades se pueden pensar en: Hola Princess, de Gloria Candiotti; Miradas en el espejo, de María Hede; Corazón de mariposa, de Andrea Tomé; Vèronique, de Sonia Sarfati; Seré frágil, de Beatriz Esteban; Peso cero, de Antonia Romero; Billete de ida y vuelta, de Gemma Lienas; Abzurdah, de Cielo Latini; Trastornos Alimenticios: La realidad detrás del espejo, de Grecia Sofía Blanco; Pequeña, de Genevieve Brisac; o Los patitos feos también besan, de Jane Green; entre otras.

El tema da para mucho más. Lo importante es hablarlo, llevarlo a las aulas y discutirlo antes que represente un problema mayor. Las escuelas y sus docentes tenemos la obligación de hacerles entender a niñeces, adolescencias y juventudes que la alimentación no es un juego, que la delgadez extrema es un problema de salud y que la obesidad es una enfermedad asociada a otras, como la diabetes, la hipertensión o la ansiedad, por ejemplo. Intervenir en temáticas de alimentación saludable y equilibrada es, desde la ESI, una obligación y un derecho docente.

 

Referencias bibliográficas:

(*)  Docente, comunicadora. Co-directora de La ESI en juego.
Columnista de Diario Digital Femenino

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