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A 40 años…

Noviembre nos sorprende nevando, desde el sur llegan fotos de campos de tulipanes, decorados de copos blancos para deleite de miradas curiosas y ávidas de esperanza, gestos de la naturaleza que se empeña en incomodar.

Por Mónica Vaccaro*
para Diario Digital Femenino

Naturaleza inquieta, audaz, potente, desafiante, inmensa, impredecible, que cambia colores y la orientación de sus mensajes a través de la lluvia helada, los vientos, el oleaje de sus mareas, se presenta intempestiva en formas y escenarios diversos, conforme a la geografía regional , buscando reacciones, intentando que «despertemos» sacudiendo la inercia, recuperando la historia para construir memoria colectiva, celebrando, la libertad de andar el camino por senderos reparadores que solo puede habilitar la ampliación de derechos, siempre. NO hay Salud Mental SIN ampliación de derechos.

Vivir en democracia nos permite, entre muchas otras cosas, poner en valor la Salud Mental, tejer trama colectiva como sostén, refugio y puente para el recupero del lazo social, Vivir en democracia es construir en comunidad.

Vivir en democracia promueve Salud Mental…

Salud Mental en democracia es NUNCA MÁS!!!

Hace 40 años la población argentina ejerció nuevamente el derecho al voto, muchas personas su primer voto, ya que, la dictadura genocida cívico-militar irrumpió de modo impiadoso, en la cotidianeidad de la sociedad, cercenando derechos y libertades.

El horror arrasó vidas humanas, proyectos personales y colectivos, impactó de la peor manera en las subjetividades. Secuestró, torturó y desapareció una generación joven que anhelaba un mejor mundo posible.

A pesar del intento de imponer terror, ELLAS, las madres del AMOR, inmensas mujeres, desafiando toda perversión y hostilidad inimaginable, estaban allí, enfrentándose a quienes se erigían «poderosos», escondidos, detrás del uniforme militar.

Las observaban desde la ventana, son un par de «viejas locas», dijo uno de rango, “circulen» dijo otro en la plaza y así empezaron a «circular» en ronda, en ese movimiento único e irrepetible, en esas rondas de amor que siguen dando la vuelta al mundo, búsqueda incansable que aún continúa con la esperanza de encontrar a quienes faltan, a quienes nos faltan, a quienes nos duelen, a quienes nos arrebataron.
Parafraseando a Galeano, las madres de Plaza de Mayo (las locas)  fueron ejemplo de Salud Mental en tiempos de amnesia colectiva.

En esas rondas de amor y búsqueda, nos adoptamos mutuamente, encontramos cobijo, fuimos sumando convicciones y resistencia, resignificando, haciéndolas cada día más propias, sintiendo desde las entrañas y grabando pañuelos blancos en la piel.

Con la misma impunidad, los hacedores del horror, se apropiaron de cientos de bebés, de sus historias, de sus identidades, de su futuro, dañaron profundamente a familias enteras para siempre, como testimonio del espanto y ante algunos intentos provocadores de cambiar versiones o minimizar los crímenes, busqué en mi archivo, fotos tomadas en una visita al Museo Sitio de Memoria ESMA [1], el cual fue declarado hace muy poco tiempo patrimonio mundial de la UNESCO. Elegí esta imagen que habla por sí sola con la pregunta ¿Cómo era posible que en este lugar nacieran chicos?

Salud Mental en democracia
Salud Mental en democracia

40 años, de construcción y deconstrucción, también en el campo de la Salud Mental, recorriendo camino, andando y desandando, a veces despacio, otras más apurado, con obstáculos, pero con la posibilidad de habitar otros espacios, con la energía y convicción suficiente, para conformar asociaciones y colegios profesionales, continuando con el legado de quienes nos precedieron alentando a la promoción de proyectos, representativos del colectivo dejando huellas transformadoras, presentando leyes de regulación del ejercicio profesional, recuperando las teorías y prácticas en Salud Mental «desaparecidas» en la dictadura.

En ese pasaje, hacía la autonomía reparadora, psicólogas y psicólogos, cuyas prácticas, antes del recupero de la democracia, estaban limitadas a desempeñarse como  «auxiliares de la medicina», se reconfiguraron, habitando fuertes organizaciones representativas del conjunto, desde donde abrazaron los derechos humanos en el campo de la Salud Mental.

La participación en los dispositivos de  acompañamientos a testigos y sobrevivientes en el desarrollo de los juicios de Lesa Humanidad por parte trabajadoras y trabajadores de la Salud Mental, resignificó la tarea de los acompañamientos y su impacto en las subjetividades, tanto de las personas acompañadas, como de quienes acompañan.

En el marco de estos 40 años, se realizó un denodado trabajo de construcción social y colectiva para la presentación de la Ley Nacional de Salud Mental 26657, promulgada en 2010, reglamentada en 2013 [2],a efectos de garantizar el derecho a la protección de la Salud Mental. En varias oportunidades nos hemos referido a la misma, dicho marco normativo cuenta con el apoyo de distintas organizaciones nacionales, regionales y mundiales, cumple con los lineamientos de la OMS (Organización Mundial de la Salud) y la OPS (Organización Panamericana de la Salud).

Es de suma importancia que sea conocida por profesionales de la Salud-Salud Mental en particular y por toda la población en general. Esta Ley de ampliación de derechos, como tantas otras están en riesgo con el avance de las derechas y la voracidad de los mercados.

Cabe destacar la labor silenciosa, denodada y reparatoria del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) [3], institución científica, no gubernamental y sin fines de lucro. Aplica metodologías y técnicas de diferentes ramas de las ciencias forenses para la investigación, búsqueda, recuperación, determinación de causa de muerte, identificación y restitución de personas desaparecidas. La labor del equipo se sustenta en los principios de los Derechos Humanos, del derecho humanitario internacional y fundamentalmente, en el respeto por el derecho individual y colectivo a la identidad, la verdad y la justicia.

Como así también la tarea del Colectivo de Arqueología Memoria e Identidad de Tucumán (CAMIT) [4]

Mientras en el efímero mundo capitalista se montan escenarios negacionistas, de este lado de la democracia, recordamos a quienes nos faltan, en su homenaje historicemos siempre, para construir MEMORIA COLECTIVA.

Salud Mental en democracia es enlazar recuerdos y palabras, habilitar voces, acompañar la creación de nuevos sitios de memoria en todo el país, acompañar, difundir y promover políticas públicas en clave de derechos humanos.

Salud Mental en democracia es alojar la otredad.
Salud Mental en democracia es libertad.
Salud Mental en democracia es salir a las calles.
Salud Mental en democracia es recuperar la ternura, es tejer trama como refugio.
Salud Mental en democracia es garantía y ampliación de derechos, de todos los derechos.
Salud Mental en democracia es Memoria, Verdad y Justicia.
Salud Mental en democracia es NUNCA MÁS!!!

(*) Trabajadora de la Salud Mental y activista de Derechos Humanos.

[1] http://www.museositioesma.gob.ar/

[2] https://www.argentina.gob.ar/normativa/nacional/ley-26657-175977/texto

[3] https://eaaf.org/

[4] https://www.facebook.com/camit.unt/

 

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