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“Es sólo un cuerpo, eso es.

Sólo carne, sólo huesos y piel.

Sólo tinta y sangre.

Un lienzo, un matiz.

Es un cuerpo. Eso es.

Sólo extremidades, conexiones.

Veinte dígitos y ojos miel.

Vello y marfil.

Late, vibra, llora.

Ríe, calla, piensa.

Siente y ama.

Destroza y desarma.

Es un cuerpo, eso y más.

Bebe, lame, vive.

Excita y degusta.

Duerme, sueña, grita un nombre.

Cae, camina y se corre.

Acaba y sonríe.

Sólo un cuerpo… ¿es?

Akky

 

Como sucede con el varietal favorito de cada paladar también es así con el placer de ver y sentir esa piel que enloquece, esas carnes que hacen de la lujuria un paraíso hallado entre pliegues, vellos y suspiros.

Por Alis Cano*
Ilustración de portada: Leonor Fini, obra «Entre dos».

Placeres imperfectos – Antonio Berni, «Ramona con sus medias caladas»

Lamentablemente en tantísimos casos el mundo de la moda, la imposición de estándares de belleza prácticamente inaccesibles para el común de las personas y sobre todo el consumo masivo de cuerpos hegemónicos en los medios han hecho mella en el amor propio y la confianza de la gente, vulnerados por industrias del entretenimiento gráfico que desde hace años imponen que en el sexo los cuerpos deben tener ciertos elementos claves para ser atractivos, de otra manera la excitación no es tal, no existe.

La pornografía ha sido altamente dañina en la percepción de lo sensual y atractivo, mayormente para la mujer, pero en muchos casos también para el hombre, logrando que andemos penantes por el mundo ya que no nos sentimos parte de esta élite de físicos maravilla, que jamás vamos a lograr el increíble sexo que proyectan y venden.

Tal cual se representa en la escena de “El hombre de tu vida”, serie argentina protagonizada por Guillermo Francella y Mercedes Morán el símbolo del S. XXI es el culo, así…a secas. Por supuesto que podemos estar de acuerdo o no, pero verdaderamente el tenerlo o no tenerlo ha hecho enormes diferencias en muchas vidas, ya sean públicas o no, hayan lucrado con su imagen o no, ignotas o jet set, unas nalgas considerables pueden convertirse en marca registrada.

Nos rodeamos de ideas erróneas sobre la imagen ideal de quiénes deberían calentarnos la mente y la cama, aunque esos físicos firmes, curvilíneos, impolutos y esbeltos en la vida real existan y hasta alguna que otra vez estén a nuestro alcance, con el tiempo nos damos cuenta que no hay ideal, no hay “perfecto”, no hay estándares para el goce que nos provoca el cuerpo desnudo de quién nos acompaña en la aventura del placer. Esos rollitos, esas estrías, cicatrices y flacidez, esas marcas que nos hacen únicas y únicos son el deleite para los ojos que ven más allá y que el consumo de porno no logró del todo afectarles, independientemente de que hayan sido víctimas de la crítica ajena y propia: “me faltan centímetros”, “me sobran kilos”, “mucho vello”, “sin vello”, “poco acá, mucho allá”…tantos etcéteras.

La excitación no tiene carne, se disfraza con ella, no tiene peso ni materia, convierte y amolda sin siquiera planearlo y nos regala con momentos de gozo que nada tienen que ver con cuánto nos entró por los ojos, complementando todos los elementos en uno solo: ABSOLUTO PLACER.

“Si abres el estuche
Lo que debes encontrar
Es una joya que te deslumbrará

Ay pero, mira la esencia
No las apariencias
Mira la esencia
No las apariencias

Noventa, sesenta, noventa
Suman doscientos cuarenta
Cifras que no hay que (no)
Tener en cuenta (oye)

Mira la esencia
No las apariencias

No te dejes medir (mira la esencia)
No te dejes confundir (no las apariencias)

Agúzate (agúzate)
Hazte valer”

                                                               “El estuche” Aterciopelados.

 Apreciar cada espacio, cada poro, cada línea, curva, planicie, valle, elevación y complejidad corporal es tarea diaria y a veces costosa, nos duelen las comparaciones y los malos recuerdos, el tener “demasiado” o tener “nada” hace tanto ruido, pero no hay mejor silenciador que los gemidos y jadeos, con los ojos bien abiertos.

Placeres imperfectos
Placeres imperfectos – Fred Ibañez, «Pachamama underlying»

Atreverse a la mirada ajena sobre nuestra piel ya es un paso importante en el difícil proceso de la aceptación, pero no hay imposibles si nos proponemos de a poco y a nuestro ritmo a dejar de lado esas sombras que nos opacan.

Brilla fuerte para vos, el resto es cotillón. Erradicar los miedos a la desnudez te empodera y la retribución no tiene precedentes, es un viaje de ida y te aseguro que lo vas a disfrutar MUCHISIMO, nada tiene más fuerza en el sexo que dejarse ser. ¿Qué esperas?

(*) Escritora.
@akkyesdonde

 

1 Comentarios

    • Cynthia Magalí -

    • abril 28, 2023 a las 17:32 pm

    Gracias por esta bella reflexión. «Nada tiene más fuerza que dejarse ser», totalmente. Algunas veces el amor propio está un poco escondido, pero no importa. Siempre se puede cultivar y mejorar. El resto viene por añadidura. Muchas gracias por este espacio de intercambio, saludos.

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