Pensar en las personas, hablar con ellas
Publicación original: Diario La Arena 22 de enero de 2023.
POR LENNY CACERES *
Pensar en las personas y hablar con ellas apunta a una necesidad de establecer una comunicación permanente, real y concreta, sobre las necesidades y sentires, no con el objetivo de mostrarnos sensibles a su calidad de vida en tiempos de campaña, solamente, sino de manera permanente.
Debemos apostar a los beneficios que nos significa hablar de aquellos temas que le interesan a las personas y no siempre y solamente a quien habla. Por los motivos que sea. Sin ello, no podemos construir poder y, por ende, respeto personal, y, para sostenernos, nos serán necesarias agotadoras negociaciones con seres que nada tienen que ver con nuestros principios o formas de proceder, o padrinazgos. ¿Quién quiere eso para sí?
En lo personal, amo los procesos eleccionarios, las campañas, sigo todo lo que acontece, leo cada propuesta; escasas, lamentablemente, porque suelen poner el foco en el otro bando e inundarnos de chicanas y desinformación que nos avergüenzan y enojan. En ese sentido, sentimos la falta de respeto. Deseamos que alguien se haga cargo y no tener que escuchar nunca más «la política es así», porque la política que conocemos no es así, así son los hombres: en su mayoría, quienes ocupan espacios de poder, eso enseñan y reproducen.
Otro momento que espero con ansias es la apertura de sesiones legislativas y los anuncios. Más de una vez, no encontré en esas palabras una respuesta a las personas comunes, a las que les pasan las cosas y una y otra vez quedan invisibilizadas ante grandiosos anuncios cuyas palabras y beneficios apenas podemos interpretar, reconocer o visualizar en ese maravilloso futuro prometido.
Ya en funciones, claro es que cada funcionaria o funcionario que debe estar prestando atención a la gestión no puede realizar un tránsito permanente en cada barrio, en cada localidad y, en ese sentido, cabe preguntarnos, entonces: ¿para quiénes gestionan? Y la única respuesta posible es: para la sociedad que decidió quiénes la representan o al funcionario que nos representaría con la responsabilidad implícita de armar un equipo de trabajo para el proyecto político elegido. Salvo que no estemos hablando de proyecto político colectivo y sí de un proyecto para beneficio personal, o de unos pocos, extendido en el tiempo.
Apostando a la primera respuesta, en ese punto, quienes deben estar con la lupa puesta en el territorio son las personas integrantes de los equipos de trabajo designados a tal fin. Sin saber, conocer y escuchar esas realidades, es absolutamente imposible poder generar todas las medidas que una sociedad necesita. Las políticas públicas integrales y con perspectiva de género y derechos.
Cabe destacar que sería de una necedad sin límites no reconocer que algunos aspectos están debidamente abordados, con gestión acorde y respuestas, pero ¿por qué no todos?
Género, niñez y adolescencia.
Los grandes temas ausentes, siempre. Si de cuestiones de géneros, niñeces y adolescencias hablamos, la ecuación no es tan sencilla, al menos no de percibir y mucho menos de encontrar las respuestas esperadas. Que se acerque mínimamente a las necesidades expuestas y los reclamos realizados. No estamos presentes en los discursos, en las campañas ni en los anuncios de grandes programas. Y no somos parte de las minorías, somos la sociedad que siente, opina y vota.
Suele resultar más sencillo aferrarse a programas y acciones de gobierno de otras realidades que realizar diagnósticos y crear estrategias de herramientas que tengan que ver no solo con nuestra realidad regional, sino también con la mirada puesta en la idiosincrasia de la sociedad a la que pertenecemos.
Cómo podría una sociedad disfrutar de un trabajo estable, de una economía creciente, de obras que mejorarían la calidad de vida si los vínculos, principal sostén de una estructura familiar y social, están totalmente rotos, destrozados.
Es necesario apostar a una comunicación clara, permanente y simple, que abone y rescate los acuerdos convivenciales en cada ámbito donde se desarrollan las personas, desarmar todas las estructuras dominantes e iniciar procesos tendientes a terminar con las desigualdades que generan todo tipo de violencias, miedos, frustraciones y estancamientos.
Pensar en las personas y saber qué les pasa, cuán informadas están y qué respuestas necesitan debería ser primordial en cada proyecto político serio, más si desde la doctrina base de sus movimientos políticos, históricamente, la mirada y gestión estuvo puesta en las personas y la justicia social.
Pensar que si hay situaciones, como las desigualdades y las violencias, en aumento constante, si hace más de 30 años que comenzamos a trabajar en políticas de género para reducir las alarmantes estadísticas y no lo logramos, tendremos que poner a disposición de la sociedad todo lo que tenemos, todo lo que sabemos, para revertirlo de una vez por todas. O callar para siempre, porque hacer como que… no sirve, se nota e indigna y decepciona.
Las herramientas están, falta querer, saber o aprender a aplicarlas.
(*) Periodista, feminista, directora de Diario Digital Femenino.
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