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Dedicatoria

Este libro es para las mujeres que siguen buscando respuestas, que se ahogan en sus emociones porque nuestra historia, la historia que tenemos en común entre todas, es la de sentirnos incómodas, contrariadas, dudosas.
Le escribo a las valientes que han decidido resignificar toda su vida, y están cansadas de responder al oficio de la buena mujer: ser buenas novias, esposas, pareja, ser sexys, mostrarse lindas, ser buenas en el trabajo, ser buenas madres, ser buenas hijas. Eso, ser buenas como fin último.
¿No hay otro destino?
Te escribo a vos que querés saber, que querés transformar tu vida y volver a barajar las cartas de tu propio juego.
A todas las mujeres. Las que se adaptaron, que cedieron parte de su libertad para amar, para cuidar, para criar, con entrega, sin preguntar. Y a las malas que se rebelaron pagando el alto precio de la mirada inquisidora, viendo acallada su voz y hasta su propia vida. Las que decidieron descubrir el mundo con sus propios ojos, que buscaron la verdad y pelearon para que todas nosotras pudiéramos ver.
Gracias a las buenas y a las malas, ambas somos nosotras, en ellas nos habitamos, y esas mujeres nos habitan.
A esas mujeres que ya no están, y que el peso de los mandatos no les dejó tiempo para preguntarse sobre sus deseos y sueños más profundos.
A vos que estás buscando respuestas, ojalá este libro tienda un puente entre el pasado y el futuro para descubrir la educación que nos negaron.
Esta es mi forma de hacer justicia.
Las mujeres estamos reescribiendo la Historia, y espero que este libro te ayude a reescribir la tuya.

Introducción: de Solas[1] a (Mal) Educadas

(Mal) Educadas
(Mal) Educadas

Escribo (Mal) educadas desde una necesidad profunda de realizar una radiografía para mostrar aquellos factores que determinaron el comportamiento de las mujeres y que son claves en nuestra condición actual: mujeres cansadas, tristes, sobrepasadas y/o hartas de los mandatos y exigencias sociales.
Quiero que descubramos el porqué de una educación basada en mandatos que siempre nos exigen dar más de nosotras mismas, o mejor dicho el para qué de esta educación. Las convenciones sociales cambian, pero siguen a su manera e incluso disfrazadas de libertad o emancipación, poniéndonos en los mismos roles tradicionales que arrastramos desde la antigüedad. Poder darnos cuenta de eso, es una llave que nos va a abrir puertas para resignificar nuestra historia. Saber todo lo que nos educa, poder ver todas las razones que nos sumieron en una enorme desigualdad que las mujeres sufrimos hasta hoy, es el camino para encontrar respuestas.
Aquello que se llama «el universo de lo femenino» suele estar cargado de una cierta romantización que, no obstante, no se refleja en la vida real de las mujeres, ya que al final del día estamos cansadas, contrariadas y tristes. Por eso, el diálogo entre nosotras se hace urgente para sacar a la luz un sentir que parece personal, que nos hace pensar que somos las únicas que tenemos esa sensación de malestar, pero que en realidad es colectivo…Seguir leyendo AQUÍ

 

[1] Solas, aún acompañadas. Editorial El Ateneo, Buenos Aires, 2019
Instagram: Diario Digital Femenino

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