El Consejo Superior de la Universidad Nacional de La Pampa aprobó una iniciativa para la provisión de elementos de gestión menstrual.
Durante el transcurso de la última sesión ordinaria virtual se respaldó el proyecto destinado a encomendar a la Secretaría de Bienestar Universitario la provisión de “elementos de gestión menstrual” a los Centros de Estudiantes, a las Unidades Académicas, y al Colegio de la Universidad Nacional de La Pampa, con el fin de que “se atiendan situaciones imprevistas y de urgencia de las mujeres y personas menstruantes».
La propuesta fue impulsada por la Agrupación Reformista SUMATE, la CEPA y el colectivo cultural La UNLPam le dice NO al Acoso. Contó con el despacho favorable de las comisiones de Extensión y Acción Social y Hacienda y Presupuesto, y el voto unánime del órgano de gobierno universitario.
En los fundamentos se mencionaron las diversas políticas institucionales para garantizar la igualdad de oportunidades de la comunidad en general y en este último tiempo, particularmente, aquellas tendientes a paliar las desigualdades por cuestiones de género.
“Las desigualdades que atraviesan las mujeres y personas menstruantes se considerarán en el análisis socio-económico que realiza la Secretaría de Bienestar Universitario, a través de la Dirección de Acción Social, en la definición de las distintas becas existentes en la UNLPam, en oportunidad de realizar el Presupuesto 2021″, manifestaron en el consejo.
“La gestión menstrual es un factor de desigualdad que afecta gravemente a las mujeres y personas menstruantes y estas desigualdades se pueden analizar desde diversas dimensiones como cultural, económica, salud, educación y sustentabilidad ambiental», dijeron.
Desde la perspectiva económica, las mujeres, en promedio, ganan un 26% menos que los varones -brecha que aumenta al 37% en el mercado informal-, a lo que se suma mayores tasas de precarización laboral y mayores niveles de desempleo. La menstruación se trata de un gasto que no es optativo, ya que una persona que menstrua puede llegar a gastar $2.382,25 a $ 4.309,70 al año, si se consideran 13 ciclos menstruales en ese período”, anumera la propuesta respaldada.
“A esto se suma que los productos de la gestión menstrual están gravados con IVA ya que no son considerados como elementos esenciales de salud, sino como cosméticos, incrementando aún más su costo y excluyendo a los sectores más vulnerables de la población”, expresaron.
En cuanto a la dimensión educativa y cultural, la menstruación es un factor que genera mayor ausentismo escolar en niñas y adolescentes menstruantes. “Se estima que a nivel global niñas y jóvenes pierden entre el 10 y el 20% de los días de clase por causas relacionadas con la menstruación”, dijeron.
“Es un hecho que acontece en la vida de la mitad de la población y, sin embargo, es tabú y presenta un estigma que se ve agravado con el abordaje educativo desde una perspectiva que refuerza el rol reproductivo de las mujeres, omite las particularidades que el ciclo puede tener para distintas personas y da una idea equivocada sobre el rol de la ciencia en el conocimiento sobre ella”, resaltaron.
“En la dimensión de la salud -agregaron- se evidencia una vulneración en el derecho al acceso a la salud de las mujeres y personas menstruantes ya que el estigma que atraviesa a la menstruación la sitúa en un lugar vergonzoso y del campo de lo privado, invisibilizando y naturalizando las diversas situaciones que atraviesan aquellas en sus ciclos”.
Con respecto a la dimensión ambiental pusieron de relevancia la producción de desechos contaminantes que generan los productos descartables para la gestión menstrual y la utilización de numerosos productos químicos durante el proceso de producción.