Frente a la postura del Gobierno de castigar a docentes que piensan distinto a la postura de LLA con el verso del “adoctrinamiento”, se hace necesario volver a explicar la importancia de la Educación Sexual Integral (ESI) para dejar en claro porque la implementación de la misma no es “ideologizadora” sino liberadora.
PorMaría Inés Alvarado*
paraDiario Digital Femenino
Según la descripción realizada por el colega Adrián Figueroa Díaz, en la nota El Gobierno busca castigar a los docentes que piensan distinto publicada en el diario Página 12 el pasado 4 de abril, la iniciativa del Gobierno Nacional se inspira en un intento “de satanizar la vida democrática en las escuelas” llevado a cabo por el expresidente de Brasil, Jair Bolsonaro, quien “pretendió, entre otras cuestiones, borrar del mapa escolar los principios pedagógicos de Paulo Freire, desterrar la llamada “ideología de género”, no hablar de la diversidad sexual, habilitar un sistema de denuncias contra docentes (…)”. O sea, esta postura busca controlar y censurar, no solo la libertad de cátedra y de pensamiento, sino también los valores democráticos y el respeto a los derechos humanos.
Por esto se hace necesario dejar en claro que la ESI constituye un derecho, porque fue promovida a partir de la sanción de una Ley, la 26150 que crea el Programa Nacional de Educación Sexual Integral y, de esta manera, la incluye dentro del campo de acción de los derechos humanos. A su vez, hay que entender que, disfrutar plenamente de la sexualidad y el placer son fundamentales para la salud, el bienestar físico, mental y social, y esto se logra cuando se accede a información científicamente validada para el cuidado de la Salud Sexual y Reproductiva. El Estado y las instituciones educativas tienen la obligación de garantizar este derecho. Además, al estar enmarcada dentro de una ley, ayuda a reforzar el derecho de las personas a vivir su sexualidad de acuerdo a sus convicciones y preferencias en el marco del respeto y cuidado por su propia persona y quienes le rodean; así como obtener información acerca de las leyes que les permiten un mejor y más rápido acceso a los servicios de salud sexual y reproductiva.
La ESI tiene carácter formativo y preventivo. Esto significa que, además de estar asociada a la prevención de riesgos, como el embarazo adolescente o las infecciones de transmisión sexual, contribuye al fortalecimiento de la identidad de cada estudiante, como también al desarrollo de habilidades socioemocionales, pensamiento crítico, autonomía, establecimiento de relaciones afectivas e interpersonales armoniosas y equitativas, y comportamiento basado en principios éticos y derechos humanos. En ese sentido, es de suma importancia informar acerca de las características del Programa:
- Es Formativo: porque acerca información y, como se describió anteriormente, promueve la formación de valores.
- Es Preventivo: porque, al tener conocimiento, se pueden prevenir situaciones no deseadas relacionadas, no solo con la prevención de infecciones de transmisión sexual y el embarazo no intencional en la adolescencia, sino también con el correcto uso de los métodos anticonceptivos y la prevención de la violencia de género.
- Es Promocional: porque busca promover el involucramiento activo de todas las personas que forman parte de la comunidad educativa, para su correcta implementación.
- Es Integral: porque aborda, las diferentes dimensiones de la sexualidad (biológica, socio afectiva, histórica, cultural y ética)
- Es Sistemático: porque se fundamenta tanto en los principios de la Ley General de Educación, como en los enfoques transversales y las competencias y capacidades de los núcleos de aprendizaje.
- Es Progresivo: porque aporta información y contenidos acordes a la edad y la madurez de cada NNyA.
- Es Científico: porque aporta información científicamente validada por las diferentes disciplinas.
La ley 26.150 ayuda a ampliar el concepto de sexualidad, entendiendo que el desarrollo sexual de las personas se inicia el mismo día del nacimiento y va creciendo y desarrollándose a lo largo de toda la vida humana, necesitando en cada momento acceder a diferente tipo de información o conocimientos. Sin embargo, como con la información sola no alcanza, también es necesario trabajar sobre los prejuicios y las creencias que sostienen actitudes discriminatorias y sobre el conocimiento de derechos y obligaciones. De eso debe ocuparse la escuela y, cada docente, desde su rol de educador, garantizar que el derecho a recibir ESI se cumpla como contenido pedagógico y no como el discurso ideologizante que busca plantear el gobierno.
(*) Docente, comunicadora. Co-directora de La ESI en juego.
Columnista de Diario Digital Femenino – De ESI Sí Se Habla
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