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Con regresivo  disciplinamiento el sistema judicial de Santiago del Estero resuelve condenar  a una mujer  por visibilizar su lucha como víctima de violencia de género y reclamar alimentos de sus hijos.

Por María Paola Casariego*

Comprender el valor de la comunicación en sus diversos formatos nos habilita y otorga poder, si hacemos  foco en “las  palabras”, podemos afirmar que es una herramienta humana que nos interpela constantemente para la transformación inclusiva de entramados convivenciales habitables.

Palabras que abrazan y contienen, palabras que cortan, palabras que hieren dejando marcas, palabras que circulan o silencian en diferentes sentidos alternando puntos cardinales o atrapadas en círculos, entraman lo cotidiano, lo íntimo atravesando y siendo atravesadas en las redes vinculares.

En estas breves líneas me propongo reflexionar sobre una resolución judicial regresiva- dictada en el mes de la mujer” – que disciplina condenando  al género  por visibilizar la lucha como víctima de violencia de género y reclamar alimentos de sus hijos.

En marzo del corriente año se condenó a una mujer a pagarle a su ex marido por difamarlo en redes sociales.  El abogado querellante, Dr. Rolando Gómez Vélez, habló con Noticiero 7 y explicó que se trata de un fallo ejemplar, que sienta precedentes en la justicia de Santiago del Estero, un litigio de aproximadamente tres años, un juez condenó a una mujer a pagar un resarcimiento de $12.800.000 a su exmarido luego de haberlo injuriado a través de publicaciones en redes sociales.

Lo que se omite en tal pronunciamiento es el tratamiento con perspectiva de género y con enfoque en NNYA (Niñas,Niños y Adolescentes) .

De manera manifiesta se invisibiliza la violencia de género sufrida por la mujer, y la renuencia del progenitor al pago de alimentos a favor de sus 3 hijos. En tanto la sola  palabra del actor resultó suficiente para la Justicia de La Banda,  para probar su perjuicio y cuantificación sin más.

En tanto la mujer, a través de su abogada defensora Dra. Elizabeth Maldonado, explicó que los dichos del abogado Rolando Gómez Vélez, representante legal de su ex pareja, son falsos. Fuente: El Liberal

La condena disciplinadora de la Justicia de la Banda
La condena disciplinadora de la Justicia de la Banda

La letrada contó que todo el litigio judicial comenzó a raíz de una «demanda de alimentos iniciada a principio del 2018 a favor de sus 3 hijos. El progenitor siempre fue renuente a pagar y por ello se lo condenó a multas diarias, astreintes, por burlarse con pagos irrisorios, incumpliendo lo ordenado por  la jueza de familia». Según explicó, la expareja de su defendida «nunca demostró, hasta la fecha,  reales ingresos de su supuesta empresa, porque nunca mostró de qué trabaja o cuáles son sus ingresos reales».

Contradictoriamente el letrado Gómez Vélez, en Diario Panorama  afirma que su cliente se dedica al comercio y estas publicaciones le provocaron una notable disminución en su cartera de clientes. Esto significó una pérdida económica que ronda el monto de la indemnización que deberá pagar la mujer. “Al juez no le ha quedado otra opción que fallar a favor de mi cliente. Más allá de que las injurias hayan sido verdaderas o falsas, lo que hacen es menoscabar el honor, independientemente de qué es a lo que se esté refiriendo”.

Evidentemente surgen diversos tipos de palabras verbalizadas o escritas que invocan y/o convocan mudas y a los gritos acciones, que traslucen omisiones y/o vociferan ponzoña y/o antídotos en variados entramados.

La palabra pasa a escena como lenguaje sutil y potente del poder en la actualidad, en sus niveles cognitivo, semántico, pragmático y cultural para desentrañar su función, sus alcances y sus significados implícitos y manifiestos.

Para Foucault, el poder circula “el poder” no se aplica a los individuos sino que transita a través de los individuos”. El poder se construye a través de las prácticas, los mecanismos y los dispositivos engendrados en la sociedad, los mecanismos de poder tienen un trayecto, una técnica, una táctica, una producción, un funcionamiento de los discursos, son sólidos y cuentan con una tecnología específica que se extiende cada vez más en posible forma de dominación en el entramado de las instituciones modernas y contemporáneas, permeando con su lenguaje de poder la familia, la escuela, el colegio y su grupo de pares, convirtiéndose posiblemente en instrumento efectivo de formación e influencia en las personas.

El discurso tóxico y discriminatorio es uno de los temas centrales  que se convierte en plaga con la creciente  violencia por acción y omisión particularmente en las instituciones democráticas.

Estamos presenciando una inquietante oleada de negacionismo, intolerancia y ninguneo que se acrecienta y perpetúa particularmente ante escenarios de extrema vulnerabilidad,  ante los cuales no podemos presenciar como inaudibles.

 

(*)Abogada de NNYA, Mediadora con Enfoque en DDHH, Operadora en Psicología Social y Docente. Especializada en Gestión Cultural, Escritora y Artesana.  Miembra de EsTila.ar (Espacio de Transformación Inclusiva con Perspectiva de Género) para una sociedad más igualitaria.  @dracasariego@mariapaolacasariego

 

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