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La muerte -y la fructífera vida- de Norita Cortiñas no debe pasar desapercibida en las clases de ESI. Porque hablar de Norita en las aulas es hablar de derechos, de perspectiva de género, de diversidad, de afectividad y de salud. Nora Morales de Cortiñas, Norita, como la recordaremos siempre, quedará en nuestra memoria como la mujer que enseñó a muchas a luchar, la que, con su definición de #ElLadoNoritadelaVida siempre estuvo con su compromiso activo donde fuera necesario estar y acompañar para que la justicia escuchara los reclamos del pueblo.

Hablar de Norita en las aulas es hablar de ESI
Hablar de Norita en las aulas es hablar de ESI

Por María Inés Alvarado*
para Diario Digital Femenino

En relación a los derechos, se la puede recordar como una figura “referente de los derechos humanos, santa pagana de todas las luchas”, como la describe la colega Luciana Bertoia en su crónica Murió Nora Cortiñas, la madre de todas las batallas, publicada en Página 12. Para luego agregar que su lucha por los derechos humanos comenzó aquella tarde de mayo de 1977 cuando se acercó a las mujeres que se reunían frente a la Casa de Gobierno y fue piedra angular de esas “locas que caminaban, lloraban, se sostenían, aunque se desplomara el cielo” pero que, con el paso del tiempo, la llevó a convertirse en “la madre de todas las luchas”, acompañando tantas otras causas, como la del aborto, los despidos, la represión policial, la búsqueda de Sergio Maldonado y la defensa de la salud pública.

En ese caminar en el cual “encarnó el legado de las luchas de derechos humanos” primero en la búsqueda colectiva de su hijo y de sus compañeras de la agrupación Madres de Plaza de Mayo, se acercó a los movimientos feministas que la llevaron al Primer Encuentro Nacional de Mujeres, en 1987, momento que la ayudó a dar “el primer paso para darme cuenta de que, además de deberes, tenía derechos. Hasta ese momento, era un ama de casa y creía que tenía todos deberes, pero cuando pegué el salto, ahí se terminó todo y se encaminó al camino de estar en la calle, con todas las mujeres”, tal como relata la colega Sonia Tessa en su crónica Norita, la amada Madre de los dos pañuelos. Y que la llevó a luchar por tantas otras causas donde fuera necesario alzarse “con su pañuelo blanco en la cabeza, y el verde en la muñeca”. Así, su figura y su legado pueden ser utilizados para trabajar la perspectiva de género. Norita no nació feminista, se construyó a sí misma cuando entendió que la causa que mueve a las mujeres es de todas y que ella podía ser brújula de otras por y para visibilizar sus derechos. “Me gustaría ser recordada como mujer que quiere exaltar el género, en el sentido de que valoro y aprendí la lucha de las mujeres en el mundo, en cualquier rincón y así sea la más humilde”, dijo en una entrevista realizada por Graciela Di Marco.

Ese acompañar a cientos de mujeres también la acercó a las luchas de movimientos de militancia por los derechos de la diversidad sexual. Escribe Florencia Guimaraes, activista travesti, para la Agencia Presentes que Norita ayudó a darle significado al Derecho a la Identidad y “estuvo en el velorio de nuestra querida Lohana Berkins, cuando asesinaron a Diana Sacayan, acompañándonos en la primera Marcha del Orgullo de La Matanza hace ocho años, bajo la consigna Justicia por Diana. Acompañándonos en muchísimas luchas al grito de Cupo laboral, travesti trans!, acompañando el pedido de ley de reparación histórica, entendiendo esa parte de la historia que nos ha tocado a las travestis, la clandestinidad, la criminalización, la persecución, no poder vivir en lo público y tener que subsistir en lo privado”.

Hablar de Norita en las aulas es hablar de ESI
Hablar de Norita en las aulas es hablar de ESI

Su vida y su testimonio puede ser utilizado para trabajar las emociones, con niñeces y adolescencias. Como dice el Relato de Vanesa Jalil que presenta la edición de Norita Cortiñas para chic@s, publicada por Editorial Sudestada, Norita fue una mujer “que supo sobreponerse al dolor, que superó los miedos y se embarcó en una búsqueda que ya lleva cuarenta años”. Para esa leona que buscaba a su hijo, el miedo no era una limitación. En plena dictadura se acercaba al centro clandestino que funcionaba en la Mansión Seré para saber si ahí estaba su hijo. No bajó nunca los brazos, por eso #ElLadoNoritadelaVida es un gran aporte para pensar el eje valorar la afectividad, porque ella, desde su lugar de mujer madre luchadora pudo demostrar ser coherente, humilde, empática, solidaria y comprometida con quienes tuvieran una causa para luchar, sin ocultar su dolor, pero asumiendo su responsabilidad.

Su legado también puede ayudar a pensar acerca de la importancia del cuidado del cuerpo y la salud. Sus 94 años de vida, de los cuales pasó la mitad luchando demuestran que no existen edades ni corporalidades para acompañar causas justas y proponerse cambiar el mundo.

(*) Docente, comunicadora. Co-directora de La ESI en juego.
Columnista de Diario Digital Femenino – De ESI Sí Se Habla

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