
Hace unos meses, la Secretaría de Deportes y el Ministerio de Educación, elaboraron e hicieron circular un material para habilitar espacios de diálogo y reflexión sobre temáticas de ESI que atraviesan a las instituciones sociales y deportivas. El mismo, denominado La ESI a la cancha contiene una serie de propuestas y orientaciones para incorporar los aportes de la Educación Sexual IntegraI en los espacios deportivos del país. Junto con Educación Física territorio de la ESI, publicado en 2021 por el Gobierno de Entre Ríos, acercan herramientas que sirven para repensarse y pensar, junto a infancias y juventudes, todo aquello que se quiera transformar para vivir en un mundo mejor.

Por María Inés Alvarado*
para Diario Digital Femenino
¿Por qué es importante incluir estas temáticas en el deporte o la educación física y así repensar las prácticas docentes? Porque forma parte de los lineamientos curriculares de la ESI, a través del eje Cuidar el cuerpo y la salud. Este fomenta la necesidad de implementar estrategias adecuadas en cada nivel para el desarrollo de conductas que generen cuidado y protección, así como vínculos afectivos y de confianza con el propio cuerpo. En el Nivel Inicial, por ejemplo, es útil como estrategia para prevenir posibles abusos porque permite identificar y comunicar a personas adultas de confianza esas situaciones. En el Nivel Primario, ayuda a reflexionar sobre los modelos corporales presentes en los medios de comunicación, en la publicidad y en el deporte; además que ayuda a que cada estudiante pueda acercarse al conocimiento de su propio cuerpo y establezca relaciones de cuidado con el cuerpo de sus pares, a través del movimiento y del juego compartido. En el secundario, propone promover la aceptación y valoración del propio cuerpo como expresión de subjetividad, como soporte de la confianza, el crecimiento y la autonomía progresiva.
En La ESI en educación física, una oportunidad pedagógica para repensar prácticas docentes se describe a los rituales del y sobre el cuerpo como centrales para organizar y rutinizar el cotidiano escolar: cómo pararse, cómo sentarse y a qué distancia en relación a otro cuerpo, cómo mirar a la docencia, cómo gesticular y educar modales. Esas prácticas aparecen de forma insistente y eficaz a la hora de controlar, regular y administrar los cuerpos sexuados y generizados, organizando determinados tipos de masculinidades y feminidades en el ámbito educativo.
Por todo esto, no se puede negar que la Educación Física ocupa un lugar protagónico en el abordaje de la Educación Sexual Integral. Es un área pedagógica que debe desarrollar un espacio de encuentro que haga posible la expresión, la comunicación, la manifestación de emociones, el placer, el disfrute y el intercambio de ideas. “El movimiento es uno de los aspectos de la vida que involucra directamente a este campo. Abordarlo pedagógicamente genera condiciones para una cultura de la acción y, en ella, de la creación, la transformación, la proyección y el protagonismo”, se describe en el material Educación Física, territorio de la ESI. Aprender desde el cuerpo y desde el movimiento ayuda a potenciar el trabajo colaborativo, la comunicación y valores como la solidaridad, el respeto, el esfuerzo, la concentración, el compañerismo, la superación y la perseverancia, entre otros.
Inés Arrondo, secretaria de Deportes de la Nación, amplía en el Prefacio del cuadernillo La ESI a la cancha, que “el deporte ocupa un lugar clave en la socialización de las personas a lo largo de toda su vida. Es parte del proceso de interiorización de las normas y los valores de una cultura específica a la vez que constituye un elemento central en la construcción de la identidad de un país” porque apuesta a construir una mirada común sobre qué vínculos deseamos para nuestra sociedad.

Ambos documentos procuran posibilitar un enriquecimiento desde la perspectiva de género y derechos humanos, habilitando los espacios de Educación Física como oportunidad para la convivencia, la cooperación y la solidaridad, a la vez que promueven la “reflexión sobre nuestro ser sexual”, sobre los paradigmas aprendidos en relación a la sexualidad y a los estereotipos que condicionan los cuerpos. Plantean que la ESI pueda ser abordada a partir de su transversalidad, de acuerdo al deporte a trabajar, así como desde aquellos contenidos específicos inherentes al deporte que se enseña. Hablar de transversalidad implica pensar la presencia de la ESI en todos los aspectos de los procesos de enseñanza aprendizaje, en la organización de los espacios deportivos en hacer visibles las acciones que reproducen desigualdades de género, en el debate acerca de la práctica pedagógica acerca de la separación por sexo en los deportes, o en la conformidad en relación con el alto rendimiento para la competencia deportiva.
Desde las propuestas lúdicas que presentan ambos materiales de busca repensar las oportunidades que brindan los lenguajes creativos y expresivos, en distintos formatos y propuestas, para que las clases de Educación Física, no queden reducidas a la eficacia de las técnicas deportivas sino en función de una reflexión que interpele hacia nuevos desafíos en relación al abordaje del género y la sexualidad.
(*) Docente, comunicadora. Co-directora de La ESI en juego.
Columnista de Diario Digital Femenino– De ESI Sí Se Habla