
Desde hace 17 años la Argentina cuenta con una de las leyes más valientes, la Ley N.º 26.150, de Educación Sexual Integral (ESI).
Por Natalia Voragini Weth*
para Diario Digital Femenino
Desde la sanción de la Ley 26.150 de Educación Sexual Integral en el año 2006, el Ministerio de Educación de la Nación ha realizado acciones para su efectivo cumplimiento. Al comienzo, éstas tuvieron que ver con cuestiones instituyentes, como la convocatoria a una Comisión Asesora Interdisciplinaria e Intersectorial, la redacción y aprobación de los Lineamientos Curriculares de Educación Sexual Integral, y la creación del Programa Nacional. A partir del año 2009 se fortalecieron de manera consensuada y federal las líneas de acción que dan cuenta de las responsabilidades que la ley señala al Ministerio Nacional.
La ESI podría decirse es la madre de todas las batallas de la autonomía de los cuerpos, este 4 de octubre cumplió 17 años de su sanción, una norma fundamental que reconoce el derecho de niñas, niños, adolescentes, jóvenes, personas adultas y mayores, a recibir educación sexual integral en todos los establecimientos educativos del país en carácter obligatorio de todos los niveles, modalidades y tipos de gestión, y opcional en todas las instituciones informales, siendo una ley de vanguardia de los derechos humanos.
La UNESCO, en el año 2022, reconoce en el texto “El camino hacia la educación integral en sexualidad: informe sobre la situación en el mundo” el valor de la ESI Argentina por sus caracteres de:
*Científicamente precisa
*Gradualidad
*Adecuada a cada edad y etapa del desarrollo
*Basada en un plan de estudios
*Integral
*Basada en un enfoque de derechos humanos
*Basada en la igualdad de género
*Relevante en relación con la cultura y adecuada al contexto
*Transformativa
*Capaz de desarrollar las aptitudes necesarias para apoyar elecciones saludables.
La ESI en las escuelas brinda herramientas que están en sintonía con el Sistema de Protección Integral de los derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, un enfoque y un conjunto de políticas, leyes, instituciones y mecanismos diseñados para garantizar y promover los derechos y el bienestar de niños, niñas y adolescentes en una sociedad.

La propuesta pedagógica de la ESI aborda los conceptos de manera transversal y en espacios específicos. Incluye el desarrollo de saberes y habilidades sobre los cinco ejes conceptuales en los que se trabaja: el cuidado del propio cuerpo; la valoración de las emociones y de los sentimientos en las relaciones interpersonales; el reconocimiento de la perspectiva de género; el respeto de la diversidad; y el ejercicio de los derechos concernientes a la sexualidad. Además, promueve el trabajo articulado con centros de salud, organizaciones sociales y familias. A sabiendas que el saber sobre el cuerpo y la afectividad NO es adoctrinamiento.
La ESI promueve además cinco pilares fundamentales para enriquecer todas las dimensiones humanas: Reconoce la perspectiva de género con respeto y comprensión. Celebra la diversidad en todas sus formas. Valora la psicoafectividad y el conocimiento del cuerpo. Empodera a todos para ejercer sus derechos con responsabilidad y entendimiento de las nuevas modalidades relacionales.
Conociendo todas estas ventajas, posibilidades, oportunidades que busca y consigue en casi todas las personas que entienden de qué va, aun así, se sigue dando de qué a hablar, en sectores conservadores, patriarcales, machistas y hegemónicos que la quieren volver contradictoria. Otros que van generando resistencias, buscando su borramiento o negándola, asociada directamente a la apropiación cuasi exclusiva de acceso a los saberes involucrados a las prácticas sexuales explícitas, de reproducción humana, o en otro caso la tildan de pornográfica o ideológica.
Actualmente las resistencias y barreras van tomando diferentes aristas, en campañas políticas (en estas elecciones se presentan claramente quienes se oponen a ella), religiosa (con grupos motivados por movimientos religiosos “Con mis hijos no te metas”), educativo (Algunos miembros de las familias al día de hoy piden explicaciones en los colegios donde asistente las niñeces o adolescencias pidiendo explicaciones o que las o los estudiantes sean retirados del aula cuando se hable de ESI), social (ciertos grupos de clases sociales acomodados prefieren ellas encargarse de “educar” sexualmente a sus familias), económico (tildan a la ESI como un gasto innecesario) y sanitario (cuando profesionales de la salud niegan información, atenciones o acceso a métodos de protección de las enfermedades de transmisión sexual o de planificación familiar).
La ley es trasversal y busca, entre muchas otras cosas, darle herramientas a las niñeces y adolescencias, para evitar violencias sexuales, discriminación y desigualdades. Quienes se resisten, demuestran también falta de conocimiento acerca de lo que implica la ley.
La ESI vino a cambiar el paradigma de la educación, a liberar años de opresiones, miedos, temores, desconocimientos, además habilitó a todos los cuerpos, todos los sentires, autopercepciones, descubrimientos, exigiendo incorporar en ella a todas las poblaciones de todas las edades, clases sociales, culturas, religiones, ideologías y posicionamientos políticos, es decir la ESI No Discrimina, a nadie, está a mano de todas las personas, es una herramienta que libera prejuicios, genera y amplía la solidaridad, la aceptación a las diferencias, la solidaridad y la inclusión.

Frente a estos y otros obstáculos, se presentan números, que esconden personas de cortas edades, que han podido hacer uso de su implementación, permitiendo que más del 80% de niñeces y adolescencias, haya denuncian violencias, luego de una clase de ESI y que se redujera un 50% los embarazos no deseados en la adolescencia, desde el 2015 hasta la fecha.
La única forma de defender la ESI es hacer conocer la ley y lo que realmente es la ESI a través de la participación política colectiva, de pensar estrategias, entre todas las personas e instituciones, que fortalezcan y potencien a las comunidades, sobre todo de los sectores populares, que están cada vez más en situación de vulnerabilidad.
Es la ESI una puerta que abre la posibilidad de interpelación y permite a otras personas interpelar su cotidianeidad. Construye puentes que unen y deconstruye o pone entre las cuerdas lo cotidiano, lo naturalizado, lo “normal”. Interpela a aquello que se piensa que siempre fue así y no se puede cambiar. La ESI es una herramienta de liberación que empodera a las personas, las hace protagonistas de su propia sexualidad y les permite vivir una vida más feliz, justa e igualitaria.
La ESI se defiende, hoy y siempre. Porque es necesaria, porque es reparadora, porque nos plantea y exige una sociedad vivida con más respeto, amplía la comprensión, la escucha, los cuidados, cuestiona prácticas disciplinarias categorizadas por sexos y géneros, nos demuestra que roles, tareas, estereotipos, juegos y colores son construcciones impuestas que se pueden derribar y reconstruir. Es por ello y muchas más razones que encontraran quienes leen, que decimos: La ESI es liberadora.
(*) Licenciada en Trabajo Social, Profesora de Primaria. Docente del Seminario de DDHH de la FCH, UNLPam
nattivw@hotmail.com
Imagen de portada: Fundación Huésped.
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