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Abstraerse de lo que representa la provocación, como herramienta creativa y popular, para visibilizar las luchas, personal y colectiva, de las personas marginadas, excluidas y violentadas por tantos sistemas de costumbres basados en preceptos morales construidos desde el prejuicio, demuestra la falta de sensibilidad de los sectores más reaccionarios, incapaces de aceptar la celebración de las diferencias como principios fundamentales de la salud social.

Por Carlos Gossio*
Ilustración RO Ferrer

Entender es con “e”
Entender es con “e” – Carlos Gossio

Si decimos que la lengua es la herramienta viva de la comunicación, que muta y se transforma en función de la dinámica cultural, seguramente vamos a estar de acuerdo. Pero claro, si la usamos como un recurso para provocar, para visibilizar y para aportar a una mirada holística de los procesos sociales, estamos lapidando las bases pétreas de la moral occidental y cristiana.

A muchas personas nos ha costado digerir el primer impacto de los giros de provocación representados por el uso de lo que hoy podríamos considerar la base de una jerga, pero hacerlo siempre termina entregándonos una felicidad evolutiva.

 

El lunfardo es una jerga muy popular y nadie se espanta de usarla. Y como toda jerga, el lunfardo también representó un motivo de resistencia y desprecio a la población marginal y a las comunidades carcelarias. La jerigonza, tan habitual en las infancias de los setenta y los ochenta para encriptar los mensajes entre mayores, tampoco representó una amenaza para la integridad de la lengua, por ejemplo. Nada de esto resultó apocalíptico. Y todo se sumó y aportó a ese caudal arrollador de la cultura.

Y sí… a partir de esto podemos decir que «Entender es con “e”», porque la incorporación de esa u otra partícula a la condición de género de la palabra (x, *) no va a lesionar el buen romance ni hará tambalear el templo de la gramática española, simplemente le va a entregar un alivio a personas que necesitan recursos, herramientas y condiciones para visibilizarse y luchar por sus derechos. Aquí no se trata de cuáles son los giros idiomáticos permitidos o prohibidos, se trata de cuánto nos molesta la libertad de determinados grupos de personas. No pudieron con la Ley de Matrimonio Igualitario, no pudieron con la Ley de Identidad de Género, malo será que puedan con una herramienta mínima que le permite, a tantas personas que necesitan visibilizar su derecho a ser, la oportunidad de decir, simplemente: «yo estoy aquí».

 

(*) Publicista y consultor político.
Director de Contenidos del gobierno de La Pampa

Entender es con “e”
Entender es con “e”

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