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El 28 de junio se conmemora en todo el mundo el Día Internacional del Orgullo LGBTIQ+, en homenaje a la Revuelta de Stonewall de 1969, hecho que dio origen al movimiento de lucha y movilizaciones que contribuyeron a ampliar el marco de derechos en nuestro país. Sin embargo, aún hoy, las situaciones de discriminación hacia personas de la comunidad LGBTIQ+ siguen apareciendo en episodios cotidianos. La campaña por la aparición con vida de Tehuel de la Torre, visibilizada socialmente bajo el lema ¿Dónde está Tehuel? y las dificultades que tienen las personas trans en busca de trabajo, son caras visibles de circunstancias cotidianas que se ven y escuchan en las aulas.

Por María Inés Alvarado*
para Diario Digital Femenino

Es por esto que se hace necesario plantear, desde nuestra práctica docente, no solo la fecha como parte de una efeméride más, sino como una oportunidad para reflexionar y trabajar la ESI en el eje del respeto por la diversidad, a lo largo de todo el mes junio y visibilizar de esta manera, la importancia del Mes del orgullo.

En el mes del orgullo, eduquemos en igualdad
En el mes del orgullo, eduquemos en igualdad

¿Por qué es importante la ESI en la ampliación de derechos? Como venimos explicando en esta columna desde hace tiempo, la Ley que crea el Programa Nacional de ESI Nº 26.150, sancionada en 2006, contribuyó a ampliar el marco de derechos para estudiantes de todos los niveles. Al incorporarse en 2018 los cinco ejes que plantea la Resolución N°340/18 del Consejo Federal de Educación, entre los cuales se encuentra el respeto por la diversidad como uno de sus contenidos, las personas LGBTIQ+ tienen, en Argentina, la posibilidad de exigir no ser discriminadas y asegurar que el resto de las personas que les rodean, generen políticas de inclusión para garantizar sus derechos en las escuelas.

El eje Respetar la diversidad pone el acento en que todas las personas somos distintas, y que esta singularidad se relaciona con el modo de ser que tiene cada sujeto: aquello que piensa, siente, cree, actúa y como vive su sexualidad. Esta forma de concebir a la humanidad posibilita el intercambio en la diferencia y ayuda al enriquecimiento, tanto personal como social. Cuando hablamos de diversidad, reconocemos que el mundo humano está constituido por personas y grupos que tienen características individuales, familiares, culturales y sociales diferentes. Estas diferencias se manifiestan en cómo percibimos el mundo, en cómo nos relacionamos y en las valoraciones que hacemos de las personas y situaciones que nos rodean; por lo tanto, nuestra identidad está vinculada al grupo social al que pertenecemos. Por lo tanto, se hace necesario que, desde las instituciones educativas, se recupere el significado profundo de convivir en una sociedad plural y democrática donde no se tolere lo diferente, sino que se ponga en valor las múltiples y variadas formas en que nos manifestamos, pensamos, actuamos y amamos, sin discriminar, que se refuerce la idea de respeto por lo diferente, porque en la diversidad está la riqueza.

Esta mirada implica, también, reflexionar acerca de los prejuicios que la sociedad tiene sobre las sexualidades y dar fin a los silencios pedagógicos que actúan como barrera a los miedos que aún existen sobre estas temáticas. El rol de la escuela es fundamental para internalizar valores, normas y creencias. Cuando la sociedad muestra mensajes discriminatorios hacia las diferencias y las instituciones educativas no toman partido para evitar estas conductas, están actuando de manera cómplice. Por lo tanto, la escuela debe ser el artífice del cambio para lograr una sociedad donde se valoren las múltiples diferencias, y se construya en pos de la equidad, evitando y superando el concepto de tolerancia.

Uno de los grandes desafíos de la escuela en la actualidad es incorporar el concepto de diversidad, dado que, durante mucho tiempo, se han ido construyendo modelos educativos que negaron las diferencias, promoviendo la estigmatización tanto de los cuerpos como de los saberes. Hoy sabemos que la rica variedad estudiantil que se encuentra en las aulas, relacionada con los aspectos económicos, sociales, etnográficos y culturales precisa una adaptación curricular que se construya a partir de necesidades educativas y de aprendizaje disímiles. Eso es pensar la educación aceptando la diversidad.

La diversidad existe en todos los ámbitos sociales, y pensar en una escolaridad que tenga una mirada inclusiva es pensar en construir una escuela que no promueva un discurso “homogéneo” sino que atienda a las necesidades de cada estudiante y promueva una educación no sexista, alejada del modelo binario, antidiscriminativa y superadora de las diferencias. Una escuela que comprenda la diversidad humana como un punto de partida y no como un problema, que promueva salir de la heterosexualidad obligatoria o de la falsa creencia de que hablar de homosexualidad es incitar a ser homosexual.

Por eso es importante pensar que el respeto por la diversidad no trata solo de “hablar de género” ya que la diversidad no solo se limita a los asuntos relacionados con Género, comunidad LGBT+ o Discapacidades, también es pensar en grupos sociales, como los pueblos originarios que han tenido que luchar o desarrollar formas de organización para conservar algunas características de su identidad, o las comunidades migrantes, por ejemplo. Además, el respeto por la diversidad propone generar espacios para incluir al desarrollo emocional y a las inteligencias múltiples, las cuales estimulan el aporte de ideas, incentivan nuevos criterios y favorecen la aparición de experiencias diversas.

En el mes del orgullo, eduquemos en igualdad
En el mes del orgullo, eduquemos en igualdad

En el marco de la ESI conceptos como igualdad, diversidad, desigualdad, discriminación deben ser abordados en los espacios curriculares de la enseñanza, para ayudar a revisar y reflexionar sobre las acciones propias y ajenas, en pos de la igualdad de oportunidades y de una favorable inclusión de esas diversidades en el mundo del trabajo. Cuestionar actitudes que podrían parecer leves, como bromas, apodos o generalizaciones que responden a estereotipos sociales, por ejemplo; creando espacios de socialización y valorización hacia las diferentes opiniones, sin distinción de género, cultura, creencias u origen social; fomentando la inclusión de quienes se sienten con limitaciones o diferencias físicas; en fin, creando sociedades menos violentas y más inclusivas.

Al ser un eje transversal, son varias las situaciones que pueden desarrollarse, amplias para cada nivel y área temática. A continuación, se ofrecen algunos recursos para llevar a las aulas:

  • Materiales con actividades

– INADI. Somos iguales y diferentes. Guía para niñas y niños de Prevención de Prácticas Discriminatorias.

– INADI. Somos iguales y diferentes. Guía para jóvenes.

– INADI. Somos iguales y diferentes. Guía para docentes.

– Revista Inclusive. Nro.4. Corporalidades Diversas: de mandatos, narrativas y deconstrucciones

– UEPC. Toda educación es sexual UEPC

– UEPC. Orgullosamente Diferente

– UEPC. TransFormar la escuela (Ley Nacional de Identidad de Género 26.743)

– FALGBT. Educación y Diversidad Sexual. Guía orientadora para trabajadoras y trabajadores de la educación sobre Diversidad Sexual

  • Videos:

– Canal Paka-Paka. Todos distintos, todos únicos.

– Canal Paka-Paka. Hay muchas formas de ser mujer, hay muchas formas de ser varón.

– Canal Paka-Paka. Me gusta tener amigos diferentes.

(*) Docente, comunicadora. Co-directora de La ESI en juego.
Columnista de Diario Digital Femenino– De ESI Sí Se Habla

 

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