Esta semana la UNESCO publicó la versión final de Seguridad, visibilidad e inclusión, informe sobre la educación sexual (ESI) en el ámbito escolar, que había sido compartido en 2023, pero en su versión corta y en inglés. En el mismo se subraya la importancia de que “Niños, niñas, adolescentes y jóvenes tienen derecho a una ‘educación inclusiva y equitativa de calidad’ que los valore y estimule” para luego, agregar que “Si bien ha habido un avance considerable a nivel internacional en el desarrollo, el reconocimiento y la implantación de la ESI en los últimos años, sigue habiendo importantes lagunas (UNESCO et al., 2021), como la falta de inclusión de contenidos con base empírica relacionados con la orientación sexual y la identidad y expresión de género, y de una enseñanza de la ESI de manera que sea inclusiva y pertinente para estudiantes lesbianas, gais, bisexuales, transgénero, intersexuales y queer (LGBTIQ+)”. Por lo tanto, en el mes del orgullo, se hace imprescindible trabajar en la defensa de la diversidad sexual en las aulas.
Por María Inés Alvarado*
para Diario Digital Femenino
Todos los años, en el mes de junio, la comunidad LGBTIQ+ invita a celebrar la diversidad, para visibilizar la importancia de la inclusión y generar acciones para respetar la amplitud de identidades de género y orientaciones sexuales y que se accede a la igualdad de derechos de cada persona con el objetivo de avanzar hacia una sociedad más equitativa, sin discriminación ni violencia. En Argentina, los diversos episodios homofóbicos y misóginos que se enmarcan dentro de los discursos de odio que viene promoviendo el Gobierno de LLA y que se desarrollaron en los últimos meses, tales como el cierre del INADI, el homicidio lesboodiante contra tres mujeres en Barracas, los dichos del secretario de culto de la Nación contra la ley de matrimonio igualitario y la disolución de la Subsecretaría de Protección contra la Violencia de Género, dan cuenta de la necesidad de seguir apostando por una Educación Sexual Integral que apueste a la diversidad.
Como describe el texto anteriormente citado: “durante décadas, la extrema derecha y los movimientos religiosos extremistas han hecho campaña contra la educación sexual, a pesar del reconocimiento internacional de la educación inclusiva como un derecho fundamental”. Esta “oposición a la educación sexual se ha enmarcado en una campaña más amplia contra el género, relacionada también con los derechos sexuales y reproductivos y los derechos relativos a la orientación sexual y la identidad y expresión de género”, prohibiendo, en algunos países, “tratar con el alumnado cuestiones relacionadas con la orientación sexual y la identidad y expresión de género, mediante la tipificación de tales debates como delito.” Agrega luego que, “cuando la comunidad participa y se implica en la introducción de los programas de ESI o los programas educativos que integran la orientación sexual y la identidad y expresión de género, se ha constatado que los programas tienen mayor capacidad de convicción” por lo que se hace necesario la participación activa de toda la comunidad educativa para garantizar que la ESI se desarrolle como un contenido de calidad.
Como conclusión, el informe plantea que, de cara a una “educación equitativa e inclusiva para 2030 (se) deben proteger los derechos de estudiantes lesbianas, gays, bisexuales, trans e intersexuales, mejorar el seguimiento del acoso y la violencia escolar, y crear un entorno de aprendizaje positivo y solidario”. Y esto se logra con el compromiso político y el respeto por las leyes. En la guía Hablar de diversidad sexual y derechos humanos, elaborada en 2018 por la Secretaría de Derechos Humanos y Pluralismo Cultural del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, se destaca la importancia de hablar de la diversidad sexual con niñeces y adolescencias “para hacerlo cotidiano, para aprender a aceptar la diferencia sin temerle, para poder vivir de forma libre y de igual manera, sin discriminación, para que nadie sienta culpa o vergüenza por su orientación sexual, identidad de género, expresión de género y/o diversidad corporal, y para acompañar y acompañarse y poder vivir la orientación sexual, la identidad de género, la expresión de género y la diversidad corporal en libertad”.
Y esto se logra con un ESI que promueva y defienda la posibilidad de “dar sentido y visibilidad a emociones, sentimientos, expresiones e identidades”; que ponga “en jaque la hegemonía binaria y heterosexual” y, que ayude “a derribar mitos a partir de información y conocimiento certero” porque los derechos son de y para todas las personas. La heterosexualidad, no es la única manera de vivir la sexualidad. La tarea de los y las docentes es garantizar el derecho a una educación inclusiva.
(*) Docente, comunicadora. Co-directora de La ESI en juego.
Columnista de Diario Digital Femenino – De ESI Sí Se Habla
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