El edadismo.
En la sociedad en la que vivimos cuando hablamos de las discriminaciones, obviamente las observamos con connotaciones negativas, y a nadie le gusta que se lo o la señale por acciones discriminatorias. Pero, ¿qué sucede cuando esa discriminación proviene de una misma?
Por Natalia Voragini Weth*
para Diario Digital Femenino
La primera causa de discriminación a nivel mundial es el racismo debido al color de piel, rasgos culturales y proveniencia. El segundo es por el género: disidencia, mujeres u hombres. La tercera, y es a la que se hace mención aquí, es el Edadismo.
Llegar a la vejez mientras haya vida, es inevitable, las personas mayores de 60 son consideradas viejas, según esos manuales de encasillamiento a todo lo que hacemos, somos, vivencias y claro también a las edades que transitamos.
Ahora bien, llegar a ser viejas y revolucionarias es una decisión. En la Argentina existen grupos de mujeres mayores de 60 años que se han organizado por localidades y se reúnen para pensarse como colectivo. También analizan y plantean dónde y cómo van a vivir esta etapa de sus vidas, sus sexualidades exigiendo más y mejor aplicación de la ESI para ellas, piensan y planifican actividades, viajes, no dejan de planificar sus muertes dignas o eutanasia. Las aristas son múltiples, ellas son Viejas y se reivindican como tales.
Vienen haciendo caminos, allanando, frente a tanta barrera, fronteras y piedras. Tienen claridad y precisión de lo que dicen, lo que desean, lo que necesitan. Quizás las experiencias, el mundo hostil o tal vez ser solidarias entre ellas y para todas.
Se plantean la autodiscriminación, ya que se llaman a la reflexión cuando auto boicotean planes al considerarse impedidas por “viejas”, entonces rompen ese prejuicio y estereotipo que inútilmente imponemos como sociedad al creer que por ser viejas ya no se puede tal o cual cosa. A tales fines antes descritos, es imprescindible sostenerse en grupos que acuerpen sentires, para superar y vencer esas discriminaciones que se hace carne en dichos, acciones y planteos.
El puntapié en este país lo dio la periodista, escritora y diputada nacional, Gabriela Cerruti, con su libro “La revolución de las viejas” publicado en el año 2020, de Editorial Planeta. El resto, se sintió representada y comenzó a llevar a cabo este movimiento, que no es solo nacional, y que data de algún tiempo más prolongado por otros lares.
Ellas deciden ser viejas piolas, porque saben que pueden elegir ser y sentirse de esa forma. También buscan nuevos horizontes políticos para las vejeces. No solo hablar y poner en debate las jubilaciones, la menopausia, las posibles enfermedades, el carácter pasivo que se le suele atribuir a la vejez de forma estática y binaria. Ellas ponen en diálogo la potencia de atravesar ese momento de la vida que tiene mucho para aportar a los feminismos.
Vivir la vejez con dignidad, proyectos, libertades sin estereotipos, con bienestar, salud, sexualidades, diversiones, es una decisión política que el movimiento “La revolución de las viejas” nos ponen frente a nuestras narices para cuestionarnos, replantearnos, acuerparnos, descolonizar a la juventud como etapa decisoria y plena. Como toda revolución requiere destruir lo anterior, lo oxidado, lo que ya no nos sirve.
Existe un proyecto de ley que se presentó en julio del presente año en la Cámara de Diputados y Diputadas, que nace de este colectivo, cuyo nombre es: “Ley Contra Todas las Formas de Discriminación por edad” definiendo al edadismo y el viejismo desde una perspectiva de género y de derechos humanos, e incorporando los alcances de la Ley de Antidiscriminación.
El posicionamiento frente a la discriminación por edad puede analizarse desde estereotipos, de cómo pensamos a la vejez, prejuicios sobre cómo nos sentimos hablando de ella y discriminación sobre cómo actuamos en relación a las personas por razones de edad. Educar para vivir y respetar cada etapa de la vida es necesario, es urgente, es hoy.
(*) Licenciada en Trabajo Social, Profesora de Primaria. Docente del Seminario de DDHH de la FCH, UNLPam
nattivw@hotmail.com