
Inicia el otoño, con ocres multicolores que detienen las miradas en diversos puntos de la metamorfosis de la naturaleza que se muestra con todo su poder e inmensidad, dando señales todo el tiempo, pidiendo clemencia ante la destrucción y el extractivismo.
Por Mónica Vaccaro*
para Diario Digital Femenino
Se manifiesta con distinta intensidad y bravura ante la indiferencia de una humanidad anestesiada, y se pregunta, como hoy me pregunto, ¿cuándo perdimos la capacidad de asombro, de repudio a las violencias?, ¿dónde quedó la ternura que abrace las dificultades y las diferencias, dónde, ¿cuándo y cómo nos fue devorando el capitalismo, transformándonos, en esta pobre humanidad?
NO, el capital NO es humano…por más que se le cambie la consigna en nombre de una supuesta «libertad» (que por cierto atrasa) la crueldad se hace «consigna» y como toda forma de violencia, en este caso de violencia extrema en todas sus manifestaciones paraliza, dejando un «público» con pocas palabras, estigmatizado y criminalizado en sus acciones, cuando intenta defender sus derechos, con consecuencias de fuerte impacto, en la salud-salud integral-Salud Mental de todas las personas.
Ante el escenario circense que ensaya una nueva puesta en escena cada día, cuando renueva provocaciones, nos reinventamos desde el amor, como equilibristas de construcciones colectivas, sorteando las «veredas» del odio, a las que nos quieren empujar, intentando amedrentar, disciplinar, atemorizar, para que abandonemos las calles, porque saben que son y serán nuestros lugares de conquista, donde construimos memoria colectiva, donde se defienden derechos, todos los derechos, donde mujeres y diversidades le ganamos batallas al patriarcado desde hace años entendiendo el valor de las tramas y la salida colectiva.
Alojando la escucha en la clínica cotidiana, atravesada por relatos de sufrimientos subjetivos, propiciados por este plan sistemático de destrucción social y total, donde la única excepción al ataque es la «casta» que supuestamente venían a combatir, es desde ahí que incomodo-me incomodo-nos incomodo, interpelo-me interpelo-nos interpelo, problematizo, nos invitó a continuar enlazando ternura como intento reparador del dolor que implica la devastación de lo colectivo, en nombre de un falso «modelo de cambio» que arrasa subjetividades, despreciando la otredad con extrema crueldad.
Ante tanta falta de humanidad, sobrevuela entre estas letras, la palabra poquedad, que remite a los términos escasez, miseria, estrechez, todos y cada uno, pueden ser relacionados con la poquedad de empatía, solidaridad, sororidad que habita por estos tiempos a una parte de la sociedad que celebra despidos, ignorando el padecimiento de quienes junto a sus familias, amigues, afectos y redes de sostén, quedan en situación de desprotección absoluta, estas personas que no se conmueven ante las personas mayores que no pueden cubrir las necesidades básicas, ni con las personas con discapacidad a quienes se les vulneran los derechos con total impunidad, o ante las mujeres y diversidades a quienes se las acompañaba a través de programas, hoy borrados de la agenda de las políticas públicas, bueno en realidad la idea es borrar, a modo de macabro exterminio las políticas públicas, convoca a estas personas a repensar teniendo en cuenta que el efecto dominó, más temprano que tarde, atravesará a la mayoría de las personas por igual.
En este contexto, con días tan caros a la memoria de un país que aún reclama por verdad y justicia con 30000 heridas abiertas, la búsqueda permanente de nietas y nietos que nos faltan, el recuerdo de pibes y pibas de Malvinas que se volvió canción y gesta amorosa, sigo problematizando ya que me sorprende, o no tanto, que al trabajo de historización para construir memoria colectiva, se lo intente denigrar bajo la terminología de «adoctrinamiento» ,por supuesto, y siempre, bajo amenaza, particularmente a trabajadoras y trabajadores de la educación a quienes se reprime y se intenta silenciar ante el reclamo por sus derechos laborales.

Y vuelvo a la poquedad de esta supuesta «gente del bien» que con su doble vara celebra al mismo tiempo despidos (personas que pierden su fuente laboral) y ritos pascuales. Comparten fotos de las islas en celeste y blanco mientras acompañan un proyecto de desgobierno que entrega soberanía.
Entonces se instala confusión, y ante la escasa información por parte de la sociedad en algunos temas, se logra el objetivo de instalar al dios mercado como «conductor» hacia un destino que beneficia a poca gente, ya enriquecida con bienes materiales, y sumergida en una enorme poquedad de valores humanos y afectivos.
NO, el capital NO es humano.
Hace un año, gracias a la generosidad de Lenny Cáceres, directora de diario digital femenino, comenzaba a escribir estas columnas, transversalizando en todas las publicaciones géneros, salud mental y derechos humanos.
Comparto el link de la primera, invitando a releer/las particularmente por las referencias a las leyes vigentes y que dan marco legal a lo que se intenta borrar cuando no hay estado que cuide: Hablemos de Géneros, Salud Mental y Derechos Humanos
En la línea de los compromisos que los estados deben asumir, recordamos que el 7 de abril se conmemora un nuevo Día Mundial de la Salud bajo el lema:
La Salud, mi derecho
Considero pertinente conocer algunos datos clave:
- Los derechos humanos son derechos universales que asisten a todas las personas, independientemente de su raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición social.
- El derecho a la salud y otros derechos humanos relacionados con la salud son compromisos jurídicamente vinculantes consagrados en los instrumentos internacionales de derechos humanos. La Constitución de la OMS también reconoce el derecho a la salud.
- Todas las personas tienen derecho al más alto nivel posible de salud física y mental. Los países tienen la obligación legal de formular y aplicar leyes y políticas que garanticen el acceso universal a unos servicios de salud de calidad y aborden las causas profundas de las disparidades en materia de salud, incluidas la pobreza, la estigmatización y la discriminación.
- El derecho a la salud es indisociable de otros derechos humanos, como el derecho a la educación, a la participación, a la alimentación, a la vivienda, al trabajo y a la información.
- La cobertura sanitaria universal (CSU) basada en la atención primaria de salud ayuda a los países a hacer efectivo el derecho a la salud al velar por que todas las personas puedan acceder de manera asequible y equitativa a los servicios de salud.[1]
Así como también, en tiempos de tantas confusiones cabe recordar, el artículo N°42 de la Constitución Nacional:
Los consumidores y usuarios de bienes y servicios tienen derecho, en la relación de consumo a la protección de su salud, seguridad e intereses económico;
a una información adecuada y veraz; a la libertad de elección, y a condiciones de trato equitativo y digno.
Conocer los marcos legales vigentes, informarnos sobre sus alcances, impulsar propuestas por la defensa de los derechos de todas las personas,
con perspectiva de género y diversidad, poner en valor la Salud Mental siempre, atendiendo al grito urgente de poblaciones vulneradas y vulnerables
en camino hacia la salida colectiva, es parte de la propuesta donde anclan estas publicaciones desde hace un año a la fecha, parafraseando a Eduardo Galeano,
con hilos de palabras vamos diciendo, con hilos de tiempo vamos viviendo, en el mientras tanto elijo seguir apostando a la trama como refugio de la ternura,
convocando a esta cruzada a gente que hace bien.
La trama como refugio de la ternura en tiempos de ferocidades, habilita abrazos, encuentros, diálogos y escritura. Habilitemos la palabra, enlacemos voces,
respiremos aires nuevos y compongamos otras canciones, anidemos esperanza en «las fuerzas del pueblo» validando sus derechos hacia una verdadera justicia social.
No hay Salud sin Salud Mental
No hay Salud Mental sin derechos humanos.
No hay Salud Mental sin justicia social.
No hay Salud Mental con hambre, persecución, represión, amenaza y negacionismo.
(*) Trabajadora de la Salud Mental y activista de Derechos Humanos.
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