
Cada 18 de junio se conmemora el Día Internacional para Contrarrestar el Discurso de Odio, por lo cual es un buen momento para llevar a las aulas acciones que ayuden a solucionar conflictos de manera pacífica. Este día, que fue creado por iniciativa de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en julio de 2021, tiene la finalidad de promover el diálogo y la tolerancia interreligiosa e intercultural, para eliminar el odio en los discursos de diversa índole.
Por María Inés Alvarado*
para Diario Digital Femenino
Según el Instituto de Políticas Públicas en Derechos Humanos del Mercosur (IPPDH), es una efeméride que pretende visibilizar la manera en la cual el odio afecta la paz, vulnera los derechos humanos y las libertades básicas de las personas. En mayo de 2023, en una Reunión de Altas Autoridades sobre Derechos Humanos (RAADH) del MERCOSUR, se realizó una “Declaración por una Cultura de Paz y democrática para contrarrestar las expresiones y los discursos de odio”, al mismo tiempo que se creó un Grupo de Trabajo para llevar adelante el seguimiento del tema. Meses más tarde, en diciembre de ese año, las Altas Autoridades de los Estados Asociados realizaron una Declaración Especial sobre Democracia y la Integridad de la Información en Entornos Digitales, donde reafirmaron la importancia de la cooperación internacional para enfrentar los desafíos de la desinformación y de los discursos de odio en entornos digitales. De esta manera, se comprometieron a compartir buenas prácticas e informaciones “buscando la construcción de entornos digitales seguros y confiables y la reducción de las brechas digitales, en línea con los valores democráticos”.
Aclaran dichos documentos que “los discursos de odio promueven la discriminación, estigmatización y la violencia contra las personas históricamente discriminadas”, a lo cual agrega la Unesco que violan los derechos humanos fundamentales de las personas a las que van dirigidos y que es, mediante la educación, que jóvenes, niñeces y adolescencias “descubren dónde trazar la línea entre los insultos y el discurso de odio, así como a comprender las consecuencias y la repercusión de sus palabras y acciones en otras personas”, porque es a través de ésta que se “puede ayudar a defender este derecho fundamental al fomentar el respeto, la comprensión mutua y un sentimiento compartido de humanidad”.

Una de las primeras acciones que deben trabajarse en las aulas es establecer el límite y las diferencias que existen entre libertad de expresión y discurso de odio. La libertad de expresión implica tener derecho a expresar, difundir, buscar, recibir y compartir información e ideas sin miedo ni restricciones por parte de otras personas, y está consagrado como derecho en el artículo 19 de la Declaración Universal de los Humanos, porque permite el desarrollo social e intelectual, pero no tiene en cuenta las consecuencias y efectos que esa libertad puede provocar. El discurso de odio, en cambio, es cualquier expresión, ya sea escrita, verbal, artística o digital, destinada a intimidar, oprimir o incitar al odio o la violencia contra una persona o grupo debido a su raza, religión, nacionalidad, género, orientación sexual, discapacidad, entre otras, con la clara intención de ofender, escandalizar o molestar a esos grupos sociales.
Uno de los objetivos de la ESI es la prevención de toda forma de violencia, por eso es importante pensar acciones para trabajar de manera efectiva “un ambiente seguro, afectuoso, inclusivo y colaborativo en las aulas”, específicamente favoreciendo programas que ayuden a pensar una educación para la ciudadanía mundial y promuevan prácticas que ayuden a desarrollar las competencias y los conocimientos necesarios para aceptar las diferencias y participar respetuosamente en una sociedad diversa. Se puede abordar, por ejemplo, a partir del estudio de casos; del análisis de discursos publicados en redes sociales; fomentando acciones eficaces contra la discriminación; proponiendo estrategias de investigación de como los mandatos y sesgos sexistas presentes en los contenidos digitales generan representaciones sociales que hostigan y discriminan; incluyendo a las familias en la elaboración y participación de contenidos positivos en redes sociales; promoviendo el desarrollo del pensamiento crítico; generando actividades que ayuden a discernir y clasificar la información que reciben, entre otras que se describen en la Guía Didáctica 2024 del Concurso Zoom a tus derechos, Tus acciones pueden cambiar el mundo digital.

En Internet, específicamente en las redes sociales, es donde más circula en la actualidad la violencia. La posibilidad del anonimato permite que algunas personas se expresen de manera agresiva, sin respetar los derechos de las demás personas. Por eso se hace necesario que toda la comunidad educativa, acompañada por acciones y políticas de cuidado, ayuden a generar un ambiente donde niñeces, juventudes y adolescencias crezcan en ambientes libres de violencias y discriminación.
(*) Docente, comunicadora. Co-directora de La ESI en juego.
Columnista de Diario Digital Femenino – De ESI Sí Se Habla
Seguinos en Instagram @diariodigitalfemenino_
@lennycaceres69