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            La noticia acerca de las más de diez escuelas de La Plata que fueron vandalizadas con leyendas en contra de la ESI, lleva nuevamente a pensar de qué manera trabajar en las aulas los discursos de odio (DDO). Según el informe «Discursos de odio en Argentina» creado por el CONICET, el término se refiere a cualquier tipo de discurso pronunciado en la esfera pública que procure promover, incitar o legitimar la discriminación, la deshumanización y/o la violencia hacia una persona o un grupo de personas en función de la pertenencia de las mismas a un grupo religioso, étnico, nacional, político, racial, de género o cualquier otra identidad social”. “ESI es corrupción de menores” o “ESI es pedofilia”, como otros tantos discursos antiderechos, solo buscan poner a la sociedad en contra del derecho a recibir educación sexual integral.

Por María Inés Alvarado*
para Diario Digital Femenino

            En el blog español Educatolerancia. Materiales contra el discurso de odio se describe que la trasformación digital ha hecho posible “un gran hackeo mental y una de sus armas es la desinformación” que fortalece y refuerza estereotipos, a la vez que polariza el debate porque incrementa la distancia política, ideológica o afectiva que existe entre las personas que integran una sociedad, fomentada por la intolerancia. Según el texto Una aproximación a los discursos de odio: antecedentes de investigación y debates teóricos Coordinación de Investigaciones y Observatorios sobre Discriminación, elaborado por el INADI, la masiva accesibilidad a Internet, su instantaneidad y facilidad de acceso para cualquier persona o grupo fortalecen “un entramado de fenómenos sociales (racismo estructural, fake news, trolling, haters) que adoptan múltiples formas y se enmarcan dentro de lo que hemos propuesto en definir como cultura del odio”, los cuales se basan en la violencia simbólica y son “utilizados para acosar, perseguir, segregar, justificar la violencia o la privación del ejercicio de derechos, generando un ambiente de prejuicios e intolerancia que incentiva la discriminación, la hostilidad o los ataques violentos a ciertas personas o grupos de personas” por diferentes motivos.

            El discurso de odio no es efectivo en soledad, por eso se vale de los medios de comunicación y las redes sociales, que son el espacio público donde se manifiestan para generar el impacto social que los legitimen. Fomentar estereotipos hegemónicos de belleza, odiar la gordura y la ancianidad, manifestar la discriminación xenofóbica, agredir o violentar a distintos grupos sociales, polarizar las opiniones, son las maneras que hoy se eligen para nutrir estas formas de la intolerancia y el odio, constituyéndose como causa y efecto que se retroalimentan mutuamente. Si la escuela es el espacio de construcción para una ciudadanía democrática, debe asumir el objetivo de aportar herramientas para reflexionar sobre estos temas, brindando el conocimiento y el ejercicio de los derechos en las aulas.

De la mano de la ESI, frenemos el odio
De la mano de la ESI, frenemos el odio

            ¿Cómo abordar este tema en las aulas? Desde la ESI. En el texto Ante tanta crueldad, más ESI, elaborado por el Ministerio de Educación de la Provincia de Santa Fe se plantea que, desde la sanción de la ley ESI en el año 2006, las instituciones educativas tienen la obligatoriedad de abordar el tema de los derechos humanos y el respeto por la diversidad, “considerando que compartir la vida con otras/os nos enriquece en la medida en que nos pone en contacto con experiencias y trayectorias personales distintas a las propias”. Por lo tanto, deben ayudar a entender que, “la reproducción de estos discursos no constituye una reacción u opinión individual, sino que responde a sistemas de pensamiento y poder desde donde se construyen decires, imágenes y prácticas” y así ayudar a reflexionar sobre las formas en que se expresa el odio para encontrar otras formas de resolución de conflictos y así “contrarrestar, deconstruir y resistir esos discursos”.

            En el cuadernillo empatiz.ar, también del INADI, se propone utilizar La pirámide del odio, como herramienta educativa para sensibilizar al explicar que el odio está estrechamente relacionado con la discriminación y los actos de violencia y como se realiza el pasaje del acto enunciativo a la acción directa. El odio, como lo define este material, es la más terrible de todas las pasiones humanas, “porque con y a partir de ella, pueden –como pudieron– cometerse los crímenes más atroces”. Pensando en este espacio transversal, como se expone en el artículo La escuela contra los discursos de odio, “implementar intervenciones educativas específicas destinadas a abordar explícitamente los discursos de odio en todos los niveles educativos” es un aprendizaje a lo largo de la vida que incluye proporcionar habilidades y competencias necesarias para pensar críticamente.

(*) Docente, comunicadora. Co-directora de La ESI en juego.
Columnista de Diario Digital Femenino– De ESI Sí Se Habla

 

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