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“¿Cuánto me cuesta sobrevivir?

¿Cuánto sonreír?

Sin poder quitarme el antifaz

Que me disfraza de normal

Y volveré a buscarte allí hasta donde estés

Tan solo quiero amarte y poder tener

Alguien en qué apoyarme, alguien en quien volcar

Todo el amor que cercenó el «qué dirán»

No más miedo a entregar

Mis labios sin antes mirar

No más miedo a acariciar

Nuestros cuerpos y soñar

Y a la mierda con

El armario y el diván

Si hay que luchar

Luchar es educar

Que en asuntos del corazón

No hay regla de dos

Que somos distintos, somos iguales

¡No más guetos, alza la voz!”

“El que quiera entender, que entienda”- Mägo de Oz.

Por Alis Cano*
Ilustración de portada: Nymphainna

En un mundo en continuo cambio y movimiento, las interrelaciones humanas también se ven afectadas indefectiblemente, las épocas, las modas, las creencias y las sociedades han ido mutando, evolucionando, creciendo. La sexualidad y el erotismo entre las personas son una parte esencial en ese crecimiento demográfico, en la idiosincrasia, en la biología y en la ciencia, como además en la naturaleza humana. Es decir: nacer, crecer, reproducirse y morir, pero para llegar a transitar esa línea tenemos un camino más que interesante que recorrer.

En muchos casos, desde la niñez, se ha inculcado que el amor es el desencadenante de la pasión, que sin amor el sexo no debería existir, que sexo sin amor ES UN ERROR, que no es natural. La culpa, la vergüenza, la desidia y la marginación que derivaban de haber “sucumbido” al gozo de la carne sin votos matrimoniales previos y ceremonias religiosas datan de extensa historia,  lamentablemente en algunos países de oriente prácticas deshumanizantes se siguen dando en contra de las mujeres y sus “abominables” elecciones, infidelidades, la búsqueda de libertades sexuales y de expresión, pero gracias a la lucha feminista y humanista existen hoy las posibilidades infinitas de explorar la sexualidad con una libertad soñada.

Tal es el caso de las parejas que tiene una relación abierta, que eligen a su compañera o compañero para compartir la vida pero a su vez si se da la oportunidad de tener sexo con alguien más pueden hacerlo sin reproches, no se lo considera infidelidad, incluso hay quienes deciden que esa otra persona les acompañe en su cama y sus aventuras sexuales, les excita la idea de sus parejas teniendo una sesión caliente con alguien diferente, con gustos distintos, con otras formas de hacer gozar. Siempre que exista el consenso, todo está permitido.

Se sabe que abrir la mente y darse la oportunidad de vivir una o más experiencias como éstas no es sencillo, estuvimos bastante tiempo bajo un programa arcaico de comportamiento que debemos ir poco a poco eliminando de nuestro sistema. Afortunadamente hoy contamos con herramientas y gente preparada para darnos una mano y aprender que el gozo es algo que nos pertenece. La ESI es de mayor importancia para que las niñeces y adolescencias sepan de primera mano cómo diferenciar conductas violentas, abusos, etcétera y cuestionarlo todo, además de reconocer partes de su cuerpo y sus funciones.

De carne somos
De carne somos – Carolyn Weltman

Volviendo a las libertades, en lo sexual como en la vida misma, todo depende de los gustos de cada quien. Los tríos, las orgías, la fantasía, el fetichismo, el role-play, la hetero, bi y homosexualidad sin tapujos, la búsqueda continua de placer en distintos contextos y escenarios, en lo físico y lo mental, dependen pura y exclusivamente de los gustos personales. Si se necesita una chispa para encender el fuego, en el gozo se precisan esos detalles que encienden a las personas y que conducen al máximo placer.

Lo más importante de todo es no juzgar, si algo no nos agrada o nos sugieren algo que no nos gusta/excita, lo comunicamos, siempre el respeto va a ser un aliado en una relación sana, sea estable, esporádica o eventual.

AbraSamos todo tipo de libertad que permite a las personas gozar sin miedos, el placer sexual que deriva de la auto exploración, del conocimiento, de la curiosidad y la apertura mental es riquísimo, es delicioso jugar con lo que sea que añada llamas y más llamas a un fuego que no debería apagarse jamás, encendiendo otros fuegos, compartiendo brasas, regalando lumbre, entregándose al calor. Seamos Prometeus, todas y todos. El placer…es nuestro.

(*) Escritora.
@akkyesdonde

Diario Digital Femenino en Instagram: @diariodigitalfemenino_

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